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Se conocieron declaraciones de la alcaldía de Bogotá sobre los contratos que les dejaron firmados, no con todos estaban de acuerdo, pero les tocó ejecutarlos, varios además del Metro, que hubieran preferido que fuera subterráneo, como muchos bogotanos pero, también como muchos, volver a cambiar el contratado aéreo por subterráneo ponía en peligro la ejecución del mismo, como hizo el anterior al pasarlo de subterráneo a aéreo y perder cuatro años de gobierno. El punto es, que si no les gustó que esos contratos se los dejaran firmados, tocándoles ejecutarlos a la fuerza, no sería coherente dejar contratadas obras al siguiente y mucho menos si dentro de estas estén las más polémicas.

Entre las obras más polémicas está la del corredor «verde» por la séptima, en el entendido que hay que castigar a los dueños de vehículos, prácticamente desapareciendo las vías y/o carriles de carros para favorecer el transporte masivo con estadísticas de cantidad de personas transportadas en medios masivos contra los de vehículos individuales, que incluye particulares, taxis, vehículos pequeños de aprovisionamiento, apoyo logístico, trabajadores independientes y todos los que mueven la economía por las vías de la ciudad, que en el proyecto no señalan claramente como se van a mover, en especial cuando al oriente no hay más vías y al occidente la 11 ya fue reducida por el corredor de bicicletas, que ya arma grandes trancones, para tener un carril desocupado el 75% del día.

Un corredor verde en la séptima es una medida ecológica inocua, completamente innecesaria, por lo menos desde el punto de vista de lo verde, el argumento que se esgrime podría ser excusa para perjudicar a los conductores en cualquier lugar de la ciudad y todas ellas con mayor razón que en la séptima. Esa vía va bordeando un área ambiental protegida conformada por la Reserva Forestal Protectora Bosque Oriental de Bogotá y la Franja de Adecuación o amortiguación ambiental entre la ciudad y esa reserva forestal. Es un área protegida de carácter nacional, desde 1976 y la Franja de Adecuación desde el 2014. Son aproximadamente 14.000 hectáreas, a los cuales la franja “verde” de la séptima, la verdad no le agrega mucho, ni siquiera en calidad del aire, al lado de semejante pulmón que ya tenemos y si causa una situación profundamente traumática para la ciudad.

Como se ve, el efecto ecológico que tiene el Corredor Verde, por encima de cualquier razón pragmática o real de ese corredor, es mínimo, se diluye ante el gran efecto ecológico de los protegidos Cerros Orientales que, si son un pulmón de la ciudad y un regulador ambiental importante, de manera que el nombre es solo justificador populista. La pregunta es, si ese proyecto no afecta favorablemente lo verde o ecológico, que es la razón de contrapeso para afectar dramáticamente la movilidad ¿qué beneficio le trae a la ciudad? Si se hace una matriz dofa, alimentada sin ideologías, seguramente la ciudad y sus habitantes sale perdiendo. De entrada agregandole ese caos, mientras la otra mitad de la ciudad esta semi paralizada por las obras del Metro, que ojalá continuen. El proyecto es cuando menos inconveniente y extramadamente inoportuno.

Para hacer atractivo el proyecto se incluyen elementos que ayudan a la movilidad, pero estos pueden hacerse sin necesidad de emprender ese proyecto “verde” en su totalidad, de hecho, lo que más ayuda es lo que menos supuestos beneficios verdes tiene, como el deprimido de la 100 (que ojalá dure menos que el de la 94) y el puente de desfogue hacia la circunvalar, que son obras que pueden hacerse independiente de cualquier corredor verde, que incluso así se haría de manera mucho más rápida e independiente, si cada uno lo hace una empresa diferentes y no lo tienen que llevar acompasado con todo un proyecto que puede demorar una administración o dos, diferente a la que quiere hacer el contrato, lo cual le incluye un obstáculo más.

La pregunta es, si el proyecto del corredor verde por la séptima divide la opinión de los bogotanos, que hay la posibilidad que quien salga elegido sea de una vertiente política diferente a la actual ¿porque se le va a dejar amarrado a hacer un corredor verde con el que muy seguramente no va a estar de acuerdo? Si es un alcalde sin carácter puede que lo continúe sin gran entusiasmo y se gaste los cuatro años haciéndolo a regañadientes, pero si es uno con grandes convicciones y no está de acuerdo, lo metería en grandes problemas en como no cumplir ese contrato, con repercusiones legales y económicas para el distrito.

Lo particular del caso es que quedan 70 días para elecciones y cuatro meses para el relevo de mandatario, si en ese tiempo se puede hacer el contrato ¿en qué le avanza al siguiente alcalde, que lo prodría contratar entonces en su porimer trimestre? No mucho, bien puede hacerlo el nuevo, si así lo considera y le quedaría 3 años y medio para ejecutarlo él mismo, con sus ideas, con el respaldo de sus electores y con las modificaciones que considere, pero dejarle una camisa de fuerza, en que puede no estar de acuerdo desde la obra en su totalidad, como en cada uno de los detalles, es por lo menos una falta de consideración y hasta una gran maldad. La pregunta es ¿que gana la actual administración con dejar contratada esta extremadamente polémica obra? con la que lógicamente no estoy de acuerdo y que tiene muchas alternativas para cumplir las funciones que se pretenden, pero que el diseño a todas luces no cumple y va a perjudicar la ya precaria movilidad del oriente de la capital, en momentos en que hay cada vez más vías cerradas por el Metro.

En la medida en que se termina este periodo, sufriendo en carne propia lo que significa dedicar una administración a ejecutar las ideas del mandatario anterior, que además festeja como propias sus ejecuciones, con las que este gobierno distrital ni siquiera estaba de acuerdo hacer, es una experiencia que debería dejar una lección aprendida, para en un ataque de coherencia, decencia y consideración no hacerle lo mismo a su sucesor y en efecto a los bogotanos, ya que dejaría más un gran problema, que una solución, que además no es compartida por muchísimos bogotanos. Esto ijncluso puede ser materia de campaña, la posición de cada candidato sobre el proyecto, simultaneo con el interminable Metro de Bogotá. Entonces, ni siquiera se está pidiendo aquí que no se haga el corredor verde, solo que se deje para que lo haga, o lo archive, el alcalde que se elija para el próximo periodo, de acuerdo con lo que voten los dueños de la ciudad, los bogotanos.

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