Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

¿Tienes pareja?

-No exactamente

-¿Y qué significa eso?

 

 

Esta vez no hay como tal una historia de por medio. Pero sí tiene un referente y es la rebuscada pregunta hecha por Mockus al hoy alcalde electo Samuel Moreno. El desproporcionado escándalo por el “Sí, no lo dudo”, me llevó a pensar sobre este hecho en otro terreno. Obviamente hablo de las relaciones humanas, que he tocado en este blog con más frecuencia de la que esperaba darle.

 

Últimamente los comentarios dejados transpiran abundante moralina frente a cuestiones como el límite del placer y el peso del las convicciones al discutir acerca de una opción sexual. Aclaro que no soy terapeuta de parejas ni sexólogo, pero el plantear abiertamente el tema de las relaciones nace justamente por lo que refleja el título de este post. Cuando conocemos a alguien y nos despierta interés ¿qué tan conveniente resulta decirle la verdad de lo que somos? ¿Ser honesto significa ‘entregar demasiado’? ¿Es permitir que se aprovechen de uno? ¿O más bien, decir la verdad es perder desde un principio?

 

Las buenas preguntas pueden ponernos en aprietos, como ya quedó demostrado en el ámbito político. Y las malas respuestas…también. No obstante, entre el acto de preguntar y responder queda justamente en la mitad el viejo asunto de tener que decir lo que la otra persona desearía oír de uno. Llámelo dar contentillo, dorar la píldora, tomarle por su lado, como quiera… de mi parte no considero justo verse abocado a sostener un engaño por no perder una oportunidad, o lo que es peor de algún modo, enviarle en paquete postal las tradicionales falsas esperanzas a alguien que medio nos movió la aguja sin mayores consecuencias.

 

Para los que me leen, ¿Cuál creen que es el precio de ser honesto en las relaciones?

 

juanchopara@gmail.com

 

BOCADILLO: “Si crees que Dios existe, entonces, te invito a que creas también en su palabra.  Si desechas su palabra, lo desechas también a Él y estarás destituido de su gloria.” Me lo envió a mi correo un amable lector con unas cuantas citas de los libros del Génesis y los Corintios, las cuales aluden a la relación hombre-mujer como mandato divino. No he dicho nada, ¿verdad? Como este mensaje he recibido muchos otros donde piden por mi alma desvergonzada y vuelva al redil. Que quede claro.

 

Imagen: www.psikologia.com/images/manos.gif

 

Compartir post