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Tu primer café, tómalo con calma

 Tu primera reunión del día deber ser un café temprano en la mañana contigo mismo y con tu gabinete de pensamientos, emociones, sentimientos, ocupaciones, deseos y anhelos, para explicarles que deben ser los anfitriones de un invitado especial; el embajador de un reino llamado paz interior.

Al medio día, repites el ejercicio con un postre, para darle un poco de sabor y dulce a la vida; y al finalizar la tarde, lo haces de nuevo para evaluar positivamente la jornada con una taza de chocolate caliente o una copa de vino. Recuerda que el chocolate promueve las endorfinas de la felicidad, y el vino facilita la circulación de la sangre para oxigenar bien tu cerebro y que puedas dormir como un bebé: sin preocupaciones.

Que hoy tus llamadas sean serenas y tus conversaciones con calma.

Que sientas calma en tu alma.

Calma es la palabra mágica necesaria para asumir el rol de la vida diaria sin despelucarse y sin perder el control porque algo esta saliendo diferente a como lo planeaste.

Con calma se encuentran las respuestas acertadas a preguntas precipitadas, y con calma se acierta en las decisiones sin dejar que la prisa, la inmediatez y la dinámica nos envuelven en un modo precipitado de vida.

Deja por un tiempo quieta la innecesaria ansiedad de que todo tiene que ser ya, urgente, inmediato y de afán.  Hay cosas que no se hacen de afán.

Tu no te tomas un café con afán; tu lo disfrutas mojando el pan en él.

Tu no visitas a tus padres de afán; tu compartes tu tiempo con ellos para escucharles sus achaques o las cosas que para ellos son importantes y para ti muy simples.

Tu no oras con afán; tú escuchas a Dios a través de tu corazón.

Tu no te sientas en el trono del baño con afán; tu permites que tu cuerpo se desprenda de sus desechos para que no te intoxiques por dentro.

Tu no le untas la sopa al niño porque estás de carreras. Tu se la das con amor y paciencia jugando a que la cuchara es un avión que aterriza en su boca.

Tu cerebro es un Ferrari que te sugiere andar despacio para que puedas disfrutar el paseo de la vida, observando lo que hay a tu alrededor; que muchas veces son oportunidades que dejas pasar por andar de afán.

Te sugiero estar atento de las señales que aparecen en tu camino; como el aviso que te sugiere reducir tu velocidad.

Vive con calma. Disfruta el paisaje, contempla la exquisitez de la calma.

No esperes a tener unas pantuflas de cuadros y las manos arrugadas para andar mas despacio.  Hazlo desde ya. Respira mas tranquilo, más profundo, y exhala con calma.

¿A quien hay que ganarle? ¿Quien te dijo que llegar primero es ser líder? Eso déjalo para las carreras de ciclismo. La vida no es una carrera ni contra ti, ni contra los demás, ni contra el tiempo.

Existen estudios acerca de los inmensos beneficios de la filosofía del “SlowDown”, que se traducen en una canción que lo resume todo: Des-pa-cito

¿Ya te preguntaste para que quieres llegar rápido?

¿Por qué te levantas de la silla del avión apenas aterriza? ¿Para qué sales corriendo por los pasillos, si la maleta va a llegar al mismo tiempo que la del señor que venía en la ultima silla y caminó despacio y en calma?

Te invito a ser una persona calmada y serena, y te harás mas notable; porque con calma la mente se torna más inteligente y creativa para diseñar proyectos de vida.

Una persona calmada y serena tiende a equivocarse menos porque su frecuencia vibracional en estado de conciencia se encuentra elevada por la paz interior que genera este estado ligero de pensamientos.

La calma es un estado perfecto para crear y ser productivo con las ideas.

Una persona calmada maneja un estado constante de tranquilidad que le permite acomodarse fácilmente a las circunstancias, y desarrollar su proyecto siguiendo los procesos en su orden; porque en cada persona que vive y experimenta la calma, no existe la ansiedad, un elemento nocivo para el ajuste de los tiempos precisos.

La calma es para la mente un neutralizador importante que le brinda el equilibrio necesario para producir pensamientos sensatos y crear ideas reales y aterrizadas.

Con calma se aprecia la vida observando los procesos y viendo pasar el carnaval colectivo y bullicioso de la mente con los ruidos generados por el estrés, la prisa, la ansiedad, la preocupación y la angustia constante.

Con calma se buscan las palabras precisas para corregir a un hijo que va tomando un camino equivocado.

Con calma se analizan los contratiempos y obstáculos que un proyecto presenta sin llamarles problemas.

Con calma se reflexionan y estudian bien las probabilidades de éxito o de fracaso de un proyecto antes de iniciarlo y así se evitarán caídas innecesarias.

Con calma se diseña un proyecto de vida en compañía, permitiéndose en pareja cumplir con todas las etapas de la relación, hasta llegar a la convivencia con la seguridad que haberse conocido lo suficiente.

En calma se reflexiona para llegar al perdón, que luego nos liberará de las culpas del rencor.

Con calma se observa el camino para no tropezar con obstáculos ni caer en las trampas tendidas por otros para ganar terreno en la competencia social inventada por el hombre.

La calma, la paciencia, la serenidad y la tranquilidad son primos hermanos de la paz interior, y entre ellos juegan a construir la felicidad con el primer café de la mañana.

 

Hakuna Matata

Juan Manuel Correal

@juanpapuchis

 

 

 

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