Desde el mismo título esta coproducción colombo-peruana nos presenta un doble juego y como cualquier juego nada es lo que parece. Ese es el ánimo con el cual los espectadores deben entrar al ver este ‘thriller’.
Tuve la oportunidad de ver El Elefante… en la pasada edición del FICCI y en comentarios generales es una historia que caló bien en la audiencia. A partir de esta semana llega a las carteleras colombianas y es una buena ocasión para hablar un poco de ella.
La historia nos presenta a un escritor de novela negra, Edo Celeste (Salvador del Solar), quien en medio de su actividad literaria lucha por seguir adelante luego de la desaparición de su esposa, siete años antes, durante un terremoto ocurrido en Perú. La situación cambia drásticamente cuando una mujer (Angie Cepeda) le revela pistas sobre lo sucedido a Celia, llevándolo a confrontar el pasado- y a él mismo – de una manera más que surreal.
Hasta aquí, esta descripción compone los elementos infantables de todo buen thriller y seguro este es uno de los puntos fuerte de la trama. Que el escritor y director, Javier Fuentes-León, se atreviera en su segundo largometraje a rodar una cinta de género, habla muy bien de lo que se está germinando en el cine peruano.
Angie Cepeda y Salvador del Solar se reencuentran en esta cinta.
Fuentes-León sale bien librado de esta incursión, inusual en el cine latinoamericano al que estamos acostumbrado y presenta una cinta que reta al espectador a ir descubriendo paso a paso lo que le sucede a Edo Castillo. Como una cebolla, capa a capa, vamos insertándonos en un metarelato que recuerda experiencias recientes como La Isla Siniestra, Memento o Inception.
La fotografía, ejecutada por el colombiano Mauricio Vidal es otro de los aciertos, dando el clima perfecto al suspenso necesario en una película de esta clase. Los escenarios urbanos contrastan con la belleza de las playas peruanas y no tienen nada que envidiarle a cintas de mayor envergadura. Claramente una de las buenas decisiones es la coproducción con Colombia, la cual aporta el know how de Dynamo, productora que ya lleva varios largometrajes hecho con éxito (Roa, La cara oculta, Satanás, entre otros).
Este es un ejemplo de que las coproducciones lationamericanas pueden ser una gran alternativa en términos de producción. Ya Fuentes-León había hecho alianza con Colombia para su primera película, Contracorriente, donde participa Manolo Cardona y la cual ganó el premio del público en el festival de Sundance del 2009.
Es por esto que en El elefante desaparecido no podía faltar la cuota colombiana en la parte interpretativa. Andrés Parra y Angie Cepeda se unen a Salvador del Solar para dar vida a los personajes centrales de esta trama.
Juntar a Cepeda y del Solar tras más de una década de verlos en Pantaleón y las visitadoras parece ser un gran acierto publicitario y seguro provee mucho del atractivo inicial de la cinta, pero justo el lado más flaco de la historia está en las actuaciones y momentos en los que ellos dos interactuan. Caso igual sucede con Parra, que siendo un gran intérprete, su personaje no logra del todo cuajar.
De todas formas y aprovechando que no hay mucha cosa buena en cartelera, resulta una buena opción ir a ver esta película. Muchos elementos del cine negro que son el gancho principal, pero que van en espiral para llevarnos a un giro que suscitará uno que otro debate.
En mi caso particular, creo que quienes estamos cercanos al terreno creativo apreciaremos esa vuelta de tuerca. Su director, lo explica de esta forma: «El Elefante Desaparecido es una película muy personal que me permite explorar una serie de ideas que me parecen fascinantes y a las cuales me enfrento constantemente al desarrollar mis propias historias, como por ejemplo la relación que tiene el creador con su creación (y viceversa), o la delgada línea que existe entre la realidad y la ficción”.
Recomendada para quienes saben lo que es una “crisis creativa”.
NO recomendada para quienes esperan un simple relato en código thriller. Acá el Deus ex machina a punta de bala y persecuciones aparatosas no es la respuesta.
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