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«En adelante, señor Luigi, su hijo Tato tendrá un trato preferencial. Ya ha sido ingresado al programa Paciente Consentido, ya no tendrá que hacer engorrosas filas. Sólo pide un turno en la entrada y dice que va para el cubículo 16 y listo¨.

Pero, como se dice en el titular de este artículo, ese programa de «Paciente Consentido» de Servisalud no tiene sentido común. Han dilatado de manera irresponsable las autorizaciones de las remisiones hechas por el Hospital San José Infantil de Bogotá para Tato, el hijo de Luigi (el nombre del padre y el hijo han sido cambiados para proteger su privacidad) para que le tomen urgente una gamagrafía y lo vea el oncólogo ortopedista del mismo hospital. En esa tramitología y falta de sentido común, como dice el adagio popular: «El menos común de los sentidos», se ha perdido tiempo valioso porque los profesionales tratantes del San José Infantil aseguraron que había que «correrle a eso».

Nunca contestan ni la línea telefónica 3168243408, ni el WhatsApp asignado a dicho programa 3144308218, y mucho menos el correo paciente.consentido@servisalud.com.co y después de semana y media, solo porque Luigi se hizo presente para averiguar cómo iban las autorizaciones de su hijo, le dijeron que no habían sido aprobadas.

Servisalud, por medio de su departamento de ‘Ordenamiento’, que de orden y prioridades no conoce nada, negó transcripción de médico general y médico de familia, profesionales de la misma EPS, de las remisiones hechas por el San José Infantil a Tato y ordenó que lo viera de nuevo ortopedista de la misma EPS, dicho profesional lo auscultó el viernes pasado (casualmente el hijo de Luigi tenía esa cita para un control de su otra rodilla) el especialista transcribió dichas remisiones y dijo que era absurdo que la EPS sometiera al paciente a tanta burocracia y tramitología, que ese era un caso urgente y afirmó lo mismo que sus colegas del Hospital San José Infantil, ¨hay que correrle a eso¨.

Ayer, a primera hora, Luigi llevó a Servisalud la transcripción de las órdenes que hizo el ortopedista de esa misma EPS, y después de dos horas de esperar que lo atendieran en la sede del Campín, le dijeron que esperara 5 días hábiles para la respuesta. La atención de la funcionaria del cubículo 16 fue displicente y hasta retadora cuando Luigi le dijo que entablaría una denuncia en la Superintendencia Nacional de Salud. Pareciera que ya están acostumbrados a eso, a que la gente por medio de quejas y tutelas haga valer sus derechos.

Al llegar a su casa, Luigi se comunicó por video llamada con la Superintendencia Nacional de Salud y entabló la queja, allí le dijeron que harían requerimiento a Servisalud para que en menos de 24 horas validen las autorizaciones pendientes.

He aquí la cronología de los hechos:

El 25 de diciembre Tato fue hospitalizado en el San José Infantil por una caída en las escaleras. Como se dice popularmente, «le falló la rodilla» y rodó por los escalones; afortunadamente no tuvo lesiones considerables en su cuerpo, pero su rodilla quedó severamente maltratada.

Sus amigos lo llevaron a urgencias, estuvo sentado en una silla por horas, hasta que en la madrugada le tomaron una radiografía. En el proceso le lastimaron la rodilla y el primer diagnóstico irresponsable del radiólogo es que tenía fracturado el fémur, algo que desmintió el ortopedista de turno, sin embargó halló una sombra alrededor de la rodilla y dijo que era necesario tomar una resonancia.

Estuvo en una camilla hasta la tarde del día del 26, cuando llamó a su padre y él se hizo presente.

De inmediato Luigi presionó para que le asignaran a su hijo un cuarto porque en esa camilla estaba muy incómodo y acusaba mucho dolor.

Al final de la tarde le asignaron una habitación y en la madrugada le hicieron resonancia, dos días después un TAC y dos días después una Biopsia por sospecha de tumor entre fémur y rodilla. Cada exámen fue una tortura para Tato por el hecho de tener que pasar de cama a camilla, de camilla a unidad de Virrey Solis y viceversa.

El mismo día de la Biopsia Tato fue dado de alta, aun sangrando, pese a las súplicas hechas por Luigi al ortopedista tratante para que dejaran descansar a su hijo. Pero él argumentó que al dejarlo más tiempo corría el riesgo de una infección.

El traslado al apartamento fue un verdadero suplicio para Tato, pues su rodilla estaba muy inflamada, lastimada por la biopsia y ya sin el efecto del calmante que le habían aplicado en la clínica.

Desde ese día, Tato ha estado esperando pacientemente que el programa al que fue inscrito, «Paciente Consentido», en verdad le de prioridad a su caso o que en su defecto lo traten como a un paciente cualquiera, porque en la sede de Servisalud Campín hay un solo cubículo (el 16) para oncología, y muchos más para otras causas. Todas las autorizaciones pasan por ordenamiento, donde definitivamente no tienen sentido común, no ven la prioridad de los casos y se rigen por normas que ponen en riesgo la salud del paciente, pese a los mensajes de urgencia de los profesionales tratantes.

Para finalizar hay que decir que la salud de Tato está en juego y que Servisalud está bloqueando un posible tratamiento a tiempo y que en caso de afectarse severamente su rodilla y fémur los únicos responsables serán los funcionarios de esa EPS por su negligencia e incompetencia.

P.D. Los documentos que respaldan este artículo están a disposición de las entidades que vigilan a la EPS y se pueden solicitar al correo giovannetti2@hotmail.com.


Giovanni Agudelo Mancera

Periodista

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