Siempre disponibles, sin importar condición económica, social, sin importar el cambio climático, si Petro se va, si Falcao se recupera o no, sin importar cuanto hay en el bolsillo, siempre podemos contar con ellas y recibir sin contraprestación su tibio aliento y el estar disponible durante sólo unos minutos para ser abandonadas sin mayor agradecimiento y sin hacer ningún reproche cuando regresamos a buscarlas.
No puedo más con el peso de esta hipocresía y lo reconozco y quiero que todos sepan de mi debilidad por la comida callejera!!! Muchos de los mejores bocados (también algunos de los peores), los he degustado en la calle sin ningún tipo de protocolo, y sin sentirme intimidado por no seguir el manual de urbanidad de Carreño y haciendo gala de mi habilidad para arreglármela con una servilleta recortada.
Todo aquel que haya tenido que salir a repartir hojas de vida (minerva 1003), que destine un día al mes a pagar servicios o a hacer tediosos tramites, está en capacidad de corroborar lo antes expuesto y confirmar que nada se compara con terminar una desgastante caminata o una fila a pleno sol y tomarse un minuto para darse uno de esos pequeños placeres de la vida. Al contrario de lo que sucede en un restaurante, no importa la compañía, y en caso de estar solo se puede hablar directamente con el Cheff, les dejo a continuación mi pequeño top para cuando estén, como se dice en términos coloquiales “dándole pata a la ciudad” y/o “más pelados que la cola del niño Dios”
5. Sándwich de Pernil, Pavo o Cordero:
Aunque a veces no resulte tan económico, da la posibilidad de comprarse desde uno de la modesta y sospechosa mortadela, hasta un pomposo sándwich de pernil de cerdo, el cual constituye el non plus ultra de los sándwich callejeros. Se consiguen en puesticos entre los cuales son famosos los que quedan en la 26 frente a la secretaria de educación del distrito y los del hoy CAD, que los mayores de 30 conocemos como Catastro; estos ofrecen una gran cantidad de carnes frías que coloquialmente se conocen como “de niño perdido”, las cuales sin importar los porcentajes grasos se acompañan de unas cuantas pasadas de mantequilla y queso… si el presupuesto aguanta. También se consiguen en las salsamentarías del centro que aunque estén en locales, por política no tienen silla para que el comensal se sienta en la cochina calle.
4. Pastel de yuca y/o Papa Rellena:
Algunos las comparan con las estrellas por ser unas bolas incandescentes, amarillas y capaces de generar quemaduras de tercer grado ya sea por la temperatura del aceite o por la bocanada de humo que encierran; dicen que a veces su tamaño es tan descomunal que alojan más de un huevo cocido en su interior, otros dicen que parecen almuerzos completos comprimidos, pero aun así y acompañadas de un buen ají constituyen un deleite que no se podría conseguir en ningún lugar de la “Zona T”. Las mejores, de lejos… se ubican en la Perseverancia y en inmediaciones de la iglesia del 20 de Julio, lo cual es una prueba irrefutable de su cercanía con Dios.
3. Empanadas:
Cuantas cosas le debemos a las empanadas, si se hiciera un estudio serio del papel de la empanada en la economía colombiana, nos daríamos cuenta que le debemos más a estas que a las regalías; fiestas, paseos, semestres de universidad, operaciones, casas… de todo han financiado, y lo mejor es que dejan un buen recuerdo en el estómago. Al igual que las anteriores, existen de todo tipo, pero tres tienen un sitio especial: las de Carne, las de pollo o las Mixtas y SIEMPRE deben estar acompañadas de ají casero, en la medida de lo posible de gaseosa Colombiana, aunque se consiguen por todo Bogotá, la mayoría hemos coincidido en la carrera 10ª con 19 o en el parque nacional en donde unas 3 o cuatro señoras (recomiendo a doña Rosita en la 35 con 7ª), salen con su canasto y su frasquito de ají para hacer las delicias de los que trabajamos en el sector.
2. Chorizo con Arepa:
Grandes discusiones se han tejido en torno a cuales son las características del chorizo ideal y su procedencia, lo que si es cierto es que encontrar un buen chorizo con arepa es similar a encontrar un tesoro que crea fidelidad y que solo se comparte en momentos especiales. Muchas de las personas que empiezan vendiéndolos en la calle, si ofrecen un buen producto son premiados por los taxistas y los transeúntes con la inmortalidad y la riqueza (los chorizos del mono en la 63, o Chopinar dan fe de esto). Cada día es más difícil verlos en la calle, supongo que la preservación del espacio público y la logística que implica, hace que sea más práctico poner un local, sin embargo todavía se consiguen callejeros muy buenos en la 100 con 15. En cuanto a las arepas…recuerdo con nostalgia las de Hanner en la calle 45 con 30, que ofrecía una variedad de arepas rellenas que nunca he podido volver a encontrar.
1. Hamburguesa y/o perro caliente
Sin dudas las más buscadas, algunos han caído en la formula básica de salchichas de mala calidad y carne ídem que no ofrecen ningún atractivo; sin embargo hay varias que son definitivamente una delicia y cuyo valor es muy inferior a las que ofrecen algunas cadenas de comida rápida. Van desde las que se ofrecen a mil pesos con el sonoro: “ a como???? a como? Hasta las doble carne con huevo de codorniz, champiñones y demás ingredientes cuyos creadores son capaces de mantener en equilibrio entre dos panes, alguna vez escuché a alguien decir que nuestros perros y hamburguesas son los parientes rococó del hot dog y la burguer americanas, y no se equivoca, sin embargo es lo que la gente busca o mejor lo que todos buscamos… las mejores o más poderosas siempre se ubican en las inmediaciones de los sitios de rumba
Que me disculpen los envueltos, los chuzos, la pelanga (que no me gusta), el maní y otras tantas callejeras, este es mi humilde top de las cosas rescatables de estar en la cochina calle, por favor si saben de otros manjares no duden en compartirlo.
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