A propósito del Día internacional de la Concienciación del Autismo, me escribió hace unos días Alba; química, de las que he considerado una de mis mejores maestras universitarias y la que se ha convertido en mi amiga desde hace unos años ya, para preguntarme si a través de este espacio podía dar un mensaje. Debo admitir que no tenía conocimiento de la batalla que libra día a día y que sin duda, hace que mi admiración por ella se multiplique.
Les comparto este texto que reconforta y llena de esperanza.
Y llegó el día en que el diagnóstico fue inminente y el médico dijo: -Yo creo que su niño es Autista, pero no se preocupen, las terapias de conducta y ocupacionales son las que le ayudarán a sobre llevar la situación y el niño irá mejorando. Luego preguntó: ¿Están entendiendo lo que les estoy diciendo?
A lo que respondimos: -Sí, doctor. Pero antes de salir del consultorio ese médico cometió un error al que yo llamo “Milagro”. -No hagan esas dietas que hay por ahí, las que disque “curan el autismo”. No hay evidencia científica que avale eso- nos decía. Para ser un experto Neurólogo y «conocer» cómo funciona el cerebro en las personas neurotípicas -donde no creo pertenecer- desató en mí lo que conozco como: DUDA.
Como bien me conozco, empecé a leer y no precisamente del señor Google. Busqué, busqué y todavía sigo buscando, pero encontré algo a lo que un científico denominó Tratamiento Biomédico para el Autismo, cuyo pilar fundamental del tratamiento es la dieta, que termina convirtiéndose en un estilo de vida. En esa búsqueda de quién podría ayudar a mi hijo a no caer en la profundidad y severidad del Trastorno del Espectro Autista (TEA), denominado así porque no hay un niño autista igual a otro, del mismo modo que no hay niño neurotípico igual a otro y parece no entenderse, me asaltaba otra pregunta: Si todo niño es diferente, ¿por qué la estigmatización? Pero eso es otra parte de la historia.
De esa búsqueda incansable e inquebrantable encontré que en Colombia, aunque pocas, sí hay opciones para estudiar a los niños con el Trastorno del Espectro Autista, desde una mirada completa e integral que da explicaciones a nivel orgánico de porqué ocurre lo que ocurre en los niños con Autismo. Me refiero entonces a que no es casualidad que los niños TEA se enfermen más que los niños sin TEA, no es casualidad que sean de baja musculatura, tampoco es casualidad que quieran comer un mismo alimento como si fueran adictos, no es casual que presenten cuadros virales con tanta recurrencia, y aquí me cansaría de mencionar todo lo que desestimó el neurólogo por seguir creyendo que la causa está en el cerebro.
Este texto no es para cuestionar a la comunidad científica, ni más faltaba, lo escribo con esperanza infinita a los padres, porque necesitan explicaciones, porque necesitan saber que todo ese cuadro de comportamiento que enferma cada día más a tu hijo y lo mete cada día en el autismo.. ¡Sí tiene tratamiento!
Hoy 2 de abril, más que nunca, el llamado es a los padres, a que seamos nosotros los conscientes que el espectro está en nuestras casas, no tiene edad para aparecer, no pide permiso, te atormentará al principio como cualquier otro diagnóstico, pero también sacará lo mejor de ti, estoy convencida que el autismo llegó a mi casa con un propósito y lo estoy descubriendo hoy te diré: Bendita toda familia con un niño TEA porque tiene la oportunidad de desaprender para aprender.
Y aunque quisiera decirles otras cosas que hemos aprendido en esta montaña rusa, no me alcanzarían las letras. Agradecimientos a todas las madres que he conocido y de las cuales he aprendido mil cosas, no tengo forma de pagarles todo lo que me han enseñado. Concluyo diciéndoles que de este proceso yo he aprendido más de Juan, que él de mí.
Alba Montalvo Puente
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