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@NataliaGnecco

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“Desde hace mucho tiempo quería hablar con los ángeles”, con estas palabras, Nery, esteticista de profesión comienza a hablar sobre su experiencia al lado de Elizabeth una joven bogotana canalizadora de ángeles. Su periplo espiritual estuvo marcado por mucha lectura, una búsqueda continua de la razón de su existencia que incluso la llevó a probar el yagé, pero su vida cambió al encontrarse con “la pequeña” como cariñosamente llama San Rafael a quien divulga todos sus mensajes.

A través de cada sesión Nery siente que ha aprendido mucho sobre salud, alimentación y nutrición al tiempo que ha obtenido su propia sanación. Inhalando profundamente me confiesa: “yo sufría de vértigo y tenía unos miomas en los senos que me producían mucho dolor, incluso podía palparme las bolitas, pero como tengo tantos antecedentes de cáncer en mi familia, me daba miedo la medicina y enfrentarme al quirófano.” Justo dos meses después de su experiencia con los indígenas supo que una de las mejores amigas de su hija Valeria era sobrina de una canalizadora de ángeles.

Fue entonces cuando decidió ir por sorpresa a una de las meditaciones que impartía Elizabeth sin saber que allí se encontraría con San Rafael, quien inmediatamente le habló sobre sus miomas, la examinó y con movimientos precisos fue extirpando el mal de su cuerpo. Ella explica: “me parecía increíble que sin tener que ir a un especialista se me hubieran desaparecido esos miomas. San Rafael me sanó también del vértigo y pensé que sería muy egoísta si no compartía mi experiencia, por eso comencé a contarle a mucha gente”.

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¿Pero quién es San Rafael? El nombre del Arcángel Rafael significa Curación de Dios, su nombre no sólo se refiere a la salud del cuerpo, sino también a la salud del alma y las historias bíblicas donde es mencionado, le han dado el papel de sanador. Nery considera que su testimonio es un mensaje de fe, de esperanza y de solidaridad, pues desea compartir el conocimiento sobre temas de la salud con las demás personas que atiende a través de su trabajo.

Como esteticista le ayuda a sus clientas a relajarse y manejar el stress, por eso acompaña a Elizabeth a muchas meditaciones y canalizaciones para aprender maniobras y técnicas efectivas que va transmitiendo San Rafael a muchas personas, en su mayoría relacionada con el poder curativo de muchas plantas medicinales como la sábila.

¿Hasta no ver, no creer?

Son tantas las personas que visita Elizabeth, que sería muy dispendioso ir al encuentro de cada testimonio. Sin embargo logré hablar con Rosa, ama de casa de 50 años, quien padecía de muchas dolencias, como ella manifiesta era como si su cabello ardiera siempre, no soportaba las rodillas, ni la columna y los médicos solo le recetaban acetaminofén y diclofenaco . Al principio cuando le hablaron de hacer una sesión con Elizabeth estuvo muy escéptica, sin embargo el calvario que padecía por culpa de su malestar la animó a ir a su encuentro.

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Al estar frente a frente con la canalizadora espiritual, San Rafael se hizo presente y le dijo que la veía muy mal, le mandó un tratamiento que siguió al pie de la letra y a los quince días ya Rosa se sentía como nueva, ella explica: me formuló el cloruro de magnecio, unos baños y sábila con miel de abeja. Visitó mi casa y me dijo que había una mala energía alimentada por muchas envidias, y como la gente es tan escéptica no salí corriendo a compartir mi testimonio porque seguro iban a creer que era brujería o que estaba loca, porque ¡hasta no ver, no creer!

Tuve un accidente en bus que afectó severamente mi columna, el especialista me dijo que lo único que me podía remitir era unas terapias, pues el riesgo de la cirugía podría dejarme hasta paralítica. A pesar de seguir sus indicaciones mi sufrimiento iba en aumento, hasta que decidí ir a una sesión con Rafael, hoy he recuperado mi antigua calidad de vida.

Mientras Rosa prefería mantener silencio ante su sanación, Marcela, ingeniera de 34 años, no escatima elogios al arcángel Rafael y desea compartir con muchas personas desde su primera cita hasta las bendiciones que ha recibido su familia: “Tenía muchas preguntas para hacerle, sentí mucho frío cuando supe que un ángel estaba conmigo, pero controlé mi emoción para escucharle decir que me veía muy triste por mi separación, por mi soledad e inmediatamente me liberé de un llanto que tenía represado por muchos meses.”

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Marcela asegura que San Rafael la consoló por un largo rato, luego le describió a su hijo Juan Martín como un niño triste, que no sonreía, que tenía una deficiencia en la hormona del crecimiento, que dormía muy mal, que hablaba poco… A través de varias terapias tanto madre como hijo se empezaron a sentir mucho mejor a tal punto que la ingeniera afirma: “Hoy soy la madre de un niño feliz, que ha asimilado mejor la separación de sus padres, superó su ansiedad, mejoró su nivel de comunicación, es inteligente, despierto, y está creciendo normalmente”.

Explicar cómo se ha sanado su familia gracias a la intermediación de San Rafael es un orgullo para la ingeniera, pues ella es testigo de la cirugía que le hizo el Arcángel a su madre para extraerle masas de sus senos que reaparecieron luego de vencer un cáncer; de una transfusión de sangre que le hizo posteriormente; de una cirugía de corazón a su hermana para regularle el ritmo cardíaco y del ardor que ambas sintieron por heridas o suturas que nunca se hicieron visibles.

Marcela asegura que desde sanar sus rodillas afectadas por un desgaste en los cartílagos de la articulación, hasta someterla a un ritual de perdón a su ex esposo, todo lo que ha hecho San Rafael en su vida ha sido maravilloso y se ha reflejado a su alrededor pues su ex esposo pasó de ser un agnóstico a convertirse en una persona espiritual, con quien mantiene una excelente comunicación.

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Y desde Maya, el último rinconcito que tiene Cundinamarca entre el Meta y el Casanare, Jonathan de diez años quiso compartir su testimonio, pues tenía un dolor en el lado izquierdo arriba de la ingle que nunca quiso contarle a sus papás. Un día por casualidad una joven mujer llegó a casa de sus abuelos y en un momento dado se quedó mirándolo para reprenderlo por ocultarle la verdad a sus padres, pues lo que tenía era grave, una hernia profunda que le ocasionaba esa palidez, agotamiento físico sumado al asma que lo mantenía todo el tiempo agotado.

Ante la mirada atónita de la familia San Rafael no sólo diagnosticó a Jonathan sino que le hizo un tratamiento y lo sanó. Ahora corre, salta y se siente mucho mejor. Terminó su año escolar y está disfrutando en casa de su abuela plenamente de sus vacaciones. Con la energía de un joven de su edad Jonathan me dice: » Yo sentí como si me pellizcaran, como si me aplicaran una anestesia, luego inyecciones cada vez que el ángel me tocaba con sus manos. Yo antes corría y me cansaba enseguida, en cambio ahora puedo hacer deporte y me hizo algo para mi estatura porque hasta he crecido. Además me dijo que como a mí todo se me olvidaba (es cierto sobre todo con las matemáticas), entonces que escribiera todo en un cuaderno.»

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A muchos kilómetros de distancia, en la capital del país, Jaime confiesa que ha rejuvenecido como diez años, todo gracias al tratamiento que le dio San Rafael para combatir la grasa en el corazón, los dolores de articulación y la gastritis. Aún más agradecida está Mérida, una ama de casa de 36 años quien debido a la metástasis que sufría nadie daba un peso por su salvación: cáncer en el seno, en un ojo, el hígado y el colon. Luego de tres sesiones con Rafael, el nivel de sus plaquetas le subió, se terminó el sangrado de las encías y pudo resistir las quimioterapias. Tenía tan bajo las defensas que no podía recibir ninguna quimio… Ella es un milagro viviente.

*Los nombres y testimonios no han sido modificados

*Si quieren contactar a Elizabeth: arfilianju@hotmail.com

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