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Valeria RestrepoPor: Valeria Restrepo

Crecí siendo la consentida de mi familia pero eso no me hace inútil para valerme por mí misma. Sueño con algún día conocer al hombre perfecto para mí y eso no me impide saber que hay otros que me harán sufrir en el camino. Anhelo casarme, tener hijos, ser mamá y abuela pero eso no significa que mi vida se definirá solo por estos roles. Me gusta un buen vino y un atuendo acertado, solo que detesto cuando confunden el buen gusto con la avaricia y la vanidad. Me preparo convencida de que el día de mañana alguien verá en mí lo que quiere ser, no por ser una mujer exitosa sino por ser un ejemplo de ser humano.

Qué mediocres nos hemos vuelto las mujeres al dejarnos llenar el ego por titulares como: “10 mujeres más exitosas de la historia”, “No te enamores de una mujer que lee”, “Existimos gracias a las mujeres” y muchos más que inundarán las redes el día de hoy –a propósito del día internacional de la mujer-.

Sí, hay mujeres exitosas pero, ¿por qué nos sorprende? ¿Es que acaso el hecho de ser mujer y ser exitosa al tiempo es tan innovador como para ser titular? Y tú, hombre que me lees, no te enamores de una mujer que lo hace. Con toda razón debes huir, seguramente descubrirás que tiene las mismas capacidades que tú –de pronto es hasta más inteligente- y eso te hará dudar de tu hombría, de tu lugar en la sociedad. Por cuestiones reproductivas sí, existimos gracias a las mujeres pero también a los hombres, es el resultado del encuentro de ambos lo que da origen a la vida. Ahora bien, que nos quieran encasillar como importantes solo por este aspecto es lo que no comparto.

Las mujeres nos hemos dado a la tarea de luchar por nuestros derechos e igualdad ante la sociedad. Sin embargo, no podemos negar los estudios que demuestran que biológicamente somos diferentes, desde nuestra anatomía hasta la forma como se desarrolla el intelecto. Sin embargo, los estudios en ningún momento respaldan que esa diferencia nos haga ser inferiores. El problema radica principalmente en los estereotipos generados por la sociedad y que muchas veces terminamos por aceptar. Sociedades donde dejamos dilatar investigaciones bajo los criterios de la ropa que llevaba la mujer al momento de una violación ignorando que los verbos asesinar y violar no distingue de género en su definición, donde aceptamos salarios inferiores, preferimos quedarnos en casa solo para satisfacer a la pareja, entre otros.

Si todas las feministas y aquellas que no, de verdad nos creyéramos el cuento de que somos exactamente iguales a los hombres en torno a las capacidades intelectuales, desde ahí empezaríamos el cambio en torno a los estereotipos. No deberíamos necesitar que alguien ajeno nos diga que el mundo esta abriendo las posibilidades para que triunfemos, sino empoderarnos de la situación y prepararnos para que no haya excusas de discriminación. Sin embargo, para aquellas que sí lo necesitan aquí les va: Mujer, tú eres capaz. Solo tienes que creértelo. Feliz día.

Twitter. @Regovaleria

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