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Economista de la Universidad de La Salle, Candidato a Magister en Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad Externado de Colombia, ExPresidente de la Federación Nacional de Estudiantes de Economía -FENADECO-

Por: Marcos Gómez

El modelo económico mundial, en su mayor parte ha estado gobernado por el capitalismo, cuyo patrón se ha basado en la propiedad privada (empresas) y en la acumulación de riquezas. Así mismo, este modelo ha propendido por el desarrollo económico, cultural, político y social de las personas, mejorando la calidad de vida y ayudando a la superación de las necesidades tanto del territorio como de los habitantes por medio de la creación de empresas y la acumulación de capital.

Sin embargo, dicho modelo se ha quedado corto, ya que el desarrollo no ha sido para todos por igual o proporcionalmente a su trabajo e inversión, puesto que las brechas entre riqueza y pobreza cada vez han aumentado, porque la acumulación de capital y de poder por parte de las empresas ha ocasionado que exista mayor desigualdad, menor oportunidades para los trabajadores y en pocas palabras las necesidades de la clase obrera (asalariados) no han sido resueltas.

En Colombia, el sector solidario ha venido tomando fuerza, aunque no como uno quisiera, pero poco a poco se ha ido consolidando. Esta forma de cooperación en el país al día de hoy tiene más de 15 mil cooperativas inscritas que poseen más de 6 millones de asociados y maneja más de 30 billones de pesos en activos. Así mismo, el cooperativismo en el país está regulado mediante la ley 454 de 1998 que define la economía solidaria pero que a razón cierta nada de lo que se expresa en dicha definición se cumple.

Los resultados de la implementación del modelo de economía solidaria en Colombia y que a titulo personal lo denominaría el modelo social del capitalismo, no han sido los esperados, puesto que si bien se ha intentado establecer lazos de cooperación entre los ciudadanos, el Estado colombiano sigue afianzando su modelo neoliberal del desarrollo – con esto no estoy diciendo que sea malo o que esté en contra – desconociendo la importancia de la solidaridad y estableciendo los mismos parámetros económicos, empresariales productivos y lucrativos.

Por tal razón la concepción que se tiene de economía solidaria en Colombia se ha limitado solo a la creación de formas de organizaciones jurídicas, restrictivas y formalistas cumpliendo un requisito, en este caso Jarrison Martinez en su libro “Políticas Públicas para la Economía Solidaria en Colombia, antecedentes y perspectivas en el posconflicto” menciona las distorsiones que se han ocasionado en la implementación, por ejemplo, la subvaloración del sector solidario por parte del Estado, entre otras.

En este sentido, la importancia que cobra un modelo de gestión y organización que dé respuesta a las necesidades de las personas y que se sustente en valores como la solidaridad, el cooperativismo, la autonomía y la autogestión. Este modelo es indispensable en este momento tan crucial que vive el país, ya que este integra todos los sectores de la economía colombiana y puede beneficiar a cada uno de los ciudadanos de Colombia, podría llegar a solucionar o mejorar la calidad de vida de las personas, pues estas serían las dueñas de las organizaciones solidarias y las decisiones que se tomen en pro de las empresas serían de forma cooperativa y horizontal.

Twitter. @mgomez190

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