El 2 de octubre de 2016 fue un día histórico para nuestro país, a pesar de la maquinaria gubernamental y de la presión del gobierno imponiendo sus propias reglas , los colombianos en las urnas manifestaron querer una paz sin impunidad y con garantías verdaderas de no repetición.
Un día histórico que terminó convirtiéndose en un antecedente más de una tiranía a la sombra de la ley, quizás, ningún colombiano imaginó que el triunfo del NO en el plebiscito, se convertiría en el primer precedente en desconocer la voluntad soberana del pueblo colombiano.
Pues a pesar de que el artículo 3 de nuestra constitución establece que «la soberanía reside exclusivamente en el pueblo, del cual emana el poder público». El mandato del pueblo soberano fue desconocido por el Presidente de la República, y terminó poniendo en jaque nuestra democracia.
Desconocer la voluntad de 6.419.759 colombianos que manifestaron y rechazaron de manera definitiva el Pacto de impunidad suscrito entre Santos y las Farc marcó un quiebre de inseguridad jurídica en nuestras instituciones.
Santos hizo trizas la Constitución, desconoció quizás el mandato más importante, la soberanía del pueblo que lo eligió como Presidente de la República. El 2 de octubre fue el inicio de lo que hoy me atrevo a llamar la peor crisis institucional que ha vivido nuestro país.
Si, la confianza en nuestras instituciones está en crisis, un año de imposiciones a través del legislativo, judicial y ejecutivo, han hecho de Colombia un país sin garantías democráticas.
Un pacto ilegítimo que hoy el gobierno insiste en imponernos a la fuerza, después de un año de haber rechazado en las urnas el pacto en la Habana, las Farc llegarán al Congreso sin haber pagado un día de cárcel. Diez curules directas para responsables de delitos de lesa humanidad. Jefes de las Farc ocuparán cinco cupos en la Cámara de Representantes y cinco cupos en el Senado.
Pero más grave es que después de un año de rechazar el pacto Santos y Farc, aún no tenemos noticias sobre desaparecidos, más de 2.800 niños aún continúan reclutados y su paradero es incierto.
Hoy tenemos un fondo legalizado por el gobierno donde todos los bienes de las Farc declarados servirán para financiar su partido político, una especie de lavado de activos del dinero del narcotráfico y secuestro extorsivo.
Hoy tenemos un brazo armado de las Farc que sigue asesinando soldados y policías, que sigue delinquiendo y fortaleciéndose con el resto del dinero del narcotráfico no declarado por los máximos jefes guerrilleros.
En síntesis nos enfrentaremos a dos fuerzas, por un lado tendremos a los mal llamados disidentes fortalecidos con el dinero no declarado en el inventario de bienes de las Farc y un grupo conformado por jefes guerrilleros que llegaran al Congreso hacer campaña con el dinero del narcotráfico declarado y legalizado por el gobierno.
Hoy tenemos una justicia especial para la paz, que servirá como arma para dejar en libertad a los responsables de delitos atroces, como el secuestro y muerte de los once diputados del Valle del Cauca, y que servirá para amedrentar y perseguir a la oposición democrática que defiende una paz sin impunidad.
Hoy, un año después de desconocer la voluntad popular, Santos sigue pisoteando nuestra Constitución, sigue burlándose de la soberanía del pueblo Colombiano, un pacto flotando en la ilegalidad e ilegitimidad de sus decisiones, que en menos de un año estará corregido por el nuevo Presidente de la República.
Feliz Aniversario del triunfo del NO en el plebiscito.
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