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Erasmo-ZuletaPor: Erasmo Zuleta 

En días pasados llegó a mi oficina una invitación por parte de Susana Correa Borrero, Directora General del Departamento de Prosperidad Social, la cual me invitaba a participar desde mis redes sociales en la celebración del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, este 17 de octubre, por medio de la divulgación de los esfuerzos para contrarrestrar la pobreza que adelanto desde el Congreso. Lo anterior, usando la etiqueta #ColombiaSuperaPobreza. Aunque en el último siglo se han registrado avances, aún falta mucho por hacer.


El próximo 2 de noviembre la Universidad del Norte en Barranquilla será escenario de un foro con la participación de la directora de Planeación Nacional, Gloria Alonso Masmela. Aprovecharé la ocasión para solicitarle que dentro del plan de desarrollo de los siguientes cuatro años, incluya un apartado especial para disminuir la gran brecha social que azota a nuestra región Caribe. Según el DANE, solamente en Córdoba el índice de pobreza para 2017 fue de 45,8%, muy por encima del 26,9% que registra el promedio nacional en ese mismo año. En este mismo departamento el ingreso per cápita frente a canasta familiar fue de $223.447 y el costo de una canasta básica, que alcance a suplir las necesidades calóricas mínimas, fue de $109.790. Planeación Nacional debe mirar a la costa no solo para asegurar la disminución de la pobreza en los próximos cuatro años, sino para diseñar políticas de estado efectivas que perduren con el tiempo.

Hay que tener en cuenta que la erradicación de la pobreza surgirá como consecuencia de la solución a otros problemas. La pobreza se combate de múltiples máneras; mejorando cobertura y calidad de la educación, fomentando el empleo digno, garantizando servicios de salud óptimos, mejorando vías que facilitan la conectividad de las regiones rurales, diversificando la economía, entre otras.

El Estado está en la obligación de garantizar a los ciudadanos una calidad de vida digna, con las necesidades básicas plenamente satisfechas. Es decir, que cada colombiano cuente con servicios de alcantarillado, luz, agua y gas. Los mayores índices de pobreza se encuentran en las zonas rurales de Colombia. Por eso la importancia de empoderar al campo como un actor relevante dentro de la economía nacional. Hay experiencias de otros países en donde observamos que, tras un riguroso estudio, el Estado ofrece subsidios condonables hasta de un 100 por ciento para los campesinos que cultiven el producto con mayor potencial en cada región. Pienso que deberían considerarse alternativas similares, donde la economía se concentra alrededor de tres o hasta cinco productos.

Ciertamente el tema de la pobreza en Colombia es complejo y merece especial atención, teniendo en cuenta que en nuestro país todavía hay más de 3,5 millones de personas que sobreviven en pobreza extrema, y otros 12,8 millones lo hacen en pobreza monetaria. La erradicación de la pobreza en Colombia es uno de esos asuntos que no tiene partido. Así como la semana pasada hubo unión en torno a mi propuesta de reasignar 500.000 millones de pesos para la educación pública, la pobreza también exige dejar diferencias políticas a un lado y trabajar como colombianos que somos todos.

@ErasmoZB

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