Con gran tristeza recibimos los colombianos la noticia del atentado en la Escuela General Santander el pasado 17 de enero. Hoy, veintiún familias lloran la pérdida de un ser querido, a quienes les quiero expresar mi solidaridad; al igual que a cada miembro de la Policía Nacional, que en esta fatídica ocasión fueron blanco de unos pocos que quieren devolver al país a la época donde el miedo reinaba en las calles.
El atentado no pudo ser más perverso. Ocurrió en un centro educativo, un lugar que debería ser sagrado no sólo porque ahí se forman las próximas generaciones sino porque, como he dicho en reiteradas ocasiones, la educación es la clave para un mejor futuro.
Además de que la formación académica se vea afectada, me preocupan las repercusiones que esta desgracia pueda tener en el tejido social colombiano que tan debilitado está y que tanto nos ha costado forjar. Vale la pena recordar que venimos de años que quedarán grabados en la historia por lo intensamente políticos que fueron y porque nuestra unidad como nación tambaleó en varias ocasiones. Y es eso justamente lo que no puede ocurrir otra vez. Este atentado no puede ser usado por unos sectores para polarizar al país. Recordemos que Colombia es un país en transición que acaba de ponerle fin a una guerra de medio siglo. Por eso, está en nuestras manos que los bandidos, los violentos y los criminales no se salgan con la suya.
No es casualidad que este hecho se produzca empezando un año cargado de retos. Como tampoco es casualidad que para la fecha del atentado ya hubiese 14 líderes sociales asesinados. Es un año en el que tendremos elecciones regionales, en las cuales -en ocasiones anteriores- estos mismos enemigos de la Paz han tratado de sabotear nuestra democracia.
Entiendo que lo que ocurrió es desafortunado pero no podemos permitir alteraciones al orden público cuando necesitamos calma para iniciar un nuevo año con grandes proyectos para nuestro país. Debemos evitar señalamientos irresponsables o conjeturas apresuradas. La desinformación no nos puede fracturar. Debemos confiar en las instituciones encargadas de investigar y castigar a los responsables.
Por lo pronto, me uno al llamado del Presidente Duque a la unidad nacional. En momentos como este todos somos Colombia, todos estamos heridos, todos rechazamos al terrorismo y nos abrazamos alrededor de las familias de las víctimas fatales del atentado. Esto no es una cuestión política; es cuestión de humanidad.
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