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Daniel ayalaPor: Daniel Ayala Mora

Hablar de vallenato es hablar de música de acordeón que resalta la historia de los poetas cantores de diferentes regiones de Colombia, poetas que desde inicios del siglo XIX se convirtieron en compositores e intérpretes de la tradición oral guardando un sagrado respeto por la obra y los ritmos desarrollados por los abuelos campesinos.

La tradición oral del vallenato se fue convirtiendo, con el tiempo, en el medio de comunicación de la comunidad. En las letras de las canciones se plasmaban las noticias, anécdotas y acontecimientos del diario vivir de las personas que se transmitían de boca en boca convirtiéndose en la historia oficial más bonita y mejor narrada por sus cantores.

Es por esto, y por el trabajo de varios representantes del género, que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), declaró en el año 2015 al vallenato como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Declaración que ha permitido que este ritmo cultural llegue y se asiente en otras regiones de Colombia y del mundo.

Esto refleja el trabajo juicioso de quienes se tomaron en serio la labor de hacerlo crecer y de cuidarlo como el maestro Escalona y ‘La cacica’, Consuelo Araújo Noguera, entre otros que dieron paso a la celebración del Festival de la Leyenda Vallenata que, desde 1965, ha permitido que año a año cientos de artistas, cantautores y acordeoneros de la región y de todo el país puedan demostrar su talento haciendo un homenaje a la tradición vallenata.

Este espacio de celebración de la tradición y cultura, ha motivado a varias regiones a nivel nacional a crear mas de cincuenta festivales de la cultura vallenata, entre los que se destacan los festivales de los departamentos de la Guajira, Cesar, Magdalena, Bolívar, Córdoba, Atlántico, Antioquía, Santander, norte de Santander y Boyacá.

Es por esto que instituciones como la Fundación Alma Vallenata Corazón de mi Sabana, del municipio de Chía, han querido continuar exaltando la cultura vallenata en los jóvenes talentos de la región, despertando el interés por mantener la tradición en la realización del primer Festival Vallenato de este municipio que se llevó a cabo el 19 y 20 de julio en el municipio de Cajicá y en el que se contó con una serie actividades entorno a la cultura vallenata. Entre ellas se destacaron: el Concurso de Acordeoneros en tres categorías: infantil, juvenil y aficionado; un conversatorio cultural y un gran concierto de cierre que contó con un homenaje especial al compositor y cantante Silvio Brito, reconocido por sus éxitos como “Mi poema”, “El Mocoso” y “Mi Presidio” entre muchos otros.

La realización de estos eventos permite y consolida la tradición folclórica, manteniendo el legado de los ancestros sin importar la ubicación geográfica sino el amor por los diferentes ritmos y géneros de nuestro país.

Por ello, es importante que en la búsqueda de mantener dicho legado, se le dé mayor importancia a las escuelas de formación de música vallenata, que son las encargadas de promover el proceso de aprendizaje en cuanto a la interpretación de cada uno de los instrumentos, el reconocimiento y apropiación de los aires y la historia musical, lo que verdaderamente permitirá reconocer el vallenato como enfoque cultural y no solo como un genero del momento que cree espacios económicos y no la preservación de las costumbres frente a las creencias y el relato plasmado en el vallenato.

Como conocedor del género y un defensor de la cultura vallenata, es necesario que se busque una coordinación entre los diferentes festivales vallenatos para que el objetivo de la realización de estos espacios busque la salvaguardia de la música vallenata tradicional, estableciendo patrones, normas u objetivos frente a la premiación, requisitos de participación, categorías y procesos de divulgación que permitan preservar el patrimonio cultural de un país en esta clase de eventos tal y como lo indica el Ministerio de Cultura en el documento plan especial de salvaguardia para la música vallenata tradicional del Caribe colombiano.

La tradición de un país y la conservación de su folclor, no debe ser de una sola región, todos en procura de cuidar y exaltar la labor de los juglares podemos honrar nuestro patrimonio cultural para garantizar su legado en las futuras generaciones.

 

 

 

 

 

 

 

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