Si eres candidato a un cargo político público por vía de elección popular, este artículo te interesa. Si eres amigo o cercano a alguien que aspira a ser gobernador, alcalde, concejal, diputado o edil, este artículo te interesa. Y si eres parte del electorado, pues con mayor razón te interesa.
Los periodos preelectorales y electorales en Colombia, Estado Social de Derecho con un modelo de gobierno democrático, son determinantes para la vida y el bienestar de todos, sin excepción. Y cuidar de los derechos y de los deberes adquiridos como ciudadanos es un asunto que pasa por la conciencia personal y social. Esta última es la conciencia de “nosotros” los colombianos.
Considerar como normal el pensamiento permeado de intereses corruptos con máscaras de falsas bondades y beneficios, que sabemos son solo temporales, gaseosos e ilusionistas, es gravísimo para cualquier democracia. Legitimar las prácticas y acciones deshonestas nos están llevando a la inminente auto-destrucción personal, social e institucional así no lo creamos.
En el escenario político y político electoral, los colombianos de todas las esferas nacionales (estudiados o no), no podemos seguir haciendo parte de esa cadena que fabrica antivalores. Ahí donde las mentiras se disfrazan de aparentes verdades, la deshonestidad se camufla de una “generosidad” movida por la codicia y la avaricia danzantes en los discursos de «politiqueros» con solapas de humildad. Hoy por hoy, podemos detectar desde nuestra conciencia personal y social, quiénes son las personas, grupos y colectivos políticos desleales al proyecto de bienestar de Nación.
La enfermedad de la corrupción en lo político electoral se alimenta de la pasividad ciudadana, que cada periodo electoral se concentra en casas, calles y barrios, como testigo silencioso y cómplice eficiente para aquellos que pagan “favores” con dinero y recursos ajenos.
En este orden de ideas, el llamado para las próximas elecciones es a votar. Sobre todo, a votar con libertad. Vota por el proyecto o por el colectivo que te convenza, por el que tiene una trayectoria respetable. Jamás por el que te aborde con dinero o amenazas; nunca por el que te acorrale y te ofrezca planes gaseosos o a cortísimo plazo. Votar sin miedo. Votar por convicciones propias y no ajenas, claras y no manipuladas. Es ir a la cama y levantarte todos los días con la conciencia tranquila. Vota en blanco si nadie te convence, eso es manifestar tu desacuerdo. Empecemos a creer que la democracia en Colombia, aunque imperfecta, es viable.
Mi invitación como ciudadana de ‘a pie’, es a no fortalecer el mercado menospreciable que hemos levantado en el ejercicio de la democracia ciudadana. No más tráfico de intereses, no más trashumancia. No más compra-venta de votos y libertades ciudadanas. No más compra de conciencias a ciudadanos desinformados. Aún estamos a tiempo de ejercer bien nuestros derechos ciudadanos, y de animar a que miles más para que también lo hagan.
«Empecemos a creer que la democracia en Colombia, aunque imperfecta, es viable» Este es el éxito de la CLEPTOCRACIA, hacer creer que tu voto es un acto democrático, hacer creer que tu sistema político es la democracia. Cada vez que votamos estamos legitimando la cleptocracia como nuestro sistema político. De tal manera que los políticos pueden decir que fueron elegidos a conciencia por sus votantes.
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El primer principio del libro de Stephen Covey, 7 hábitos de la gente efectiva, es la PROACTIVIDAD, que en la biblia significa FE. Este principio nos invita a SER RESPONSABLES, y responsabilidad significa asumir la responsabilidad de mi vida, no dejar que manipulen mis ideas. Lo anterior tiene coherencia con su articulo; el gran problema es como lograrlo. La invito a leer el libro, pero especialmente a realizar una transformación social basada en principios.
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Colombiano, si va a votar escoja muy bien, en mi opinión, no hay por quien votar todos sin exepcion son mentirosos.
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