Por: Sebastián Zapata Callejas
Dentro de poco se van a cumplir 18 meses de gobierno de Iván Duque, un periodo que es suficiente para comenzarse a pensar en el tipo de labor que ha desarrollado como mandatario el ex senador del Partido Centro Democrático.
Lastimosamente, a la luz de muchos analistas, expertos y ciudadanos de a pie, la gestión de Duque ha sido bastante regular, no en vano sus bajos índices de popularidad y la percepción negativa que tienen gran parte de los colombianos acerca del rumbo que lleva el país. Ahora, es propio destacar 3 errores, entre muchos más, del gobierno Duque que no vaticinan un futuro positivo para el actual presidente.
El primer error de Duque fue decidir nombrar algunas personas cuestionadas o con las capacidades insuficientes a la cabeza de algunos cargos clave, caso Guillermo Botero en el Ministerio de Defensa, hace unos días salió por la puerta de atrás, y Alberto Carrasquilla en el Ministerio de Hacienda y Crédito Público.
Por el lado de Botero coexistieron recurrentes declaraciones imprecisas y fuera de contexto. Además, fue indiscutible la falta de acciones para combatir el aumento de la inseguridad nacional y la inseguridad ciudadana. Es claro que hoy en varios escenarios urbanos algunos delitos se están agravando y a nivel nacional la reorganización de los grupos al margen de la ley y el aumento de las dinámicas del narcotráfico es evidente.
En esta misma línea, sobre el despotismo de Carrasquilla también hay mucho por señalar, es poco creíble como un jefe de Estado no aparta de su cargo a un ministro que no es capaz de llevar a feliz término una reforma tributaria por vicios de forma, esto demuestra el insuficiente compromiso y la inoperancia de esta cartera, ni mencionar la oscuridad que representa Carrasquilla con sus “bonos del agua”.
El segundo error de Duque fue asumir un cargo para el cual no contaba con la experiencia necesaria. En honor a la verdad se debe ser sincero y reconocer que adelantar la presidencia de un país como Colombia, el cual cuenta con tantas problemáticas, no es para nada sencillo, y lamentablemente la única credencial destacable de Iván Duque fue el haber sido senador por una ocasión. Desafortunadamente, para ciertos trabajos no basta el entusiasmo y las buenas intenciones, algo que le sobra a Iván Duque.
El tercer error de Iván Duque está en haberse elegido no por sus propios méritos, sino debido al endoso o traspaso del capital político de uno de sus jefes, Álvaro Uribe Vélez. Esto le ha generado el estar atado a ciertas agendas dictaminadas por el partido de gobierno, el Centro Democrático, y por supuesto el líder natural de esa colectividad el expresidente Uribe. Un claro ejemplo del innecesario desgaste de la “agenda impuesta” que limita el accionar de Duque se evidenció en las objeciones a la JEP, en esa lucha solo perdió el gobierno.
Para terminar, es fundamental expresar que nadie en sus cinco sentidos quisiera desearle que le vaya mal a sus gobernantes de turno, pero con la actual situación económica del país -en donde crece el desempleo-, con una atmósfera de miedo y violencia que resurgen con fuerza, con la política internacional poco productiva que se está llevando acabo- no se está fomentando la inclusión migrante ni se le esta poniendo freno a la dictadura vecina-, con una bomba pensional ad portas, entre otros asuntos, hay que ser francos y recordarle a los tomadores de decisiones que parece que los colombianos están hoy sumergidos en el limbo.
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