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Por: Daniel Mejía Lozano

El populismo es vertical, la política de simios, el liderazgo de caudillos, el encanto de serpientes, el populismo es el fenómeno latinoamericano que ha escondido en una cortina de humo los problemas de la Colombia profunda de los que nadie habla.

El Encanto se estrenará en cines, sus protagonistas son la pobreza eterna, la violencia sin fin, el hambre, la injusticia oculta, el silencio de los inocentes, las naturalezas muertas y los ambientalistas que ya no existen, una producción de realismo mágico basada en una historia de la vida real.

Imperdible, magistrados con cercanía a la ñeñe política y Odebrecht que juzgan la corrupción, partidos políticos que desaparecen en la cárcel, embajadores con laboratorios de cocaína sorprendidos por el tesoro escondido, exgobernadores que disfrutan de la riqueza verde en Europa, líderes de izquierda que comen con la mano derecha, una producción con los mejores efectos especiales y una sola narrativa definitivamente, un elenco para no olvidar.

Jorge Eliecer Gaitán al mejor estilo de los grandes directores de cine en un coctel en París, cuando una bella mujer rusa le preguntó cuál era su lugar de origen y él respondió: «Vengo de un pueblo salvaje, donde hombres sin camisa le rinden homenaje a la luna en Chía y otros tantos navegan sobre cocodrilos por el rio magdalena hablando cosas sin contenido para que el pueblo los siga.»

Desde el bogotazo hasta la fecha lo único que ha cambiado es el título del delfín político que ostenta el palacio, mientras el pueblo colombiano en El Encanto no comprende su propia realidad. El dorado sí existe, pero el encanto no permite que lo podamos ver, narcolandia es el palacio escondido de quienes disparan contra líderes sociales masacrando la libertad de conciencia que nos permite pensarnos el país dentro de la evolución social real, no la retórica de parlamentarios involutivos.

El Encanto, la adicción al conflicto eterno motivado por un estado fallido, una producción para cerrar este año de pandemia con broche de oro, musicalizado por Carlos Vives, autor de La tierra del olvido, con la dirección de arte de Carlos Holmes Trujillo, la iluminación de Rubén Salazar Gómez, en la escenografía el experto en montajes Francisco Barbosa. En la crítica cinematográfica se han destacado Claudia López, Daniel Quintero Calle, Rodolfo Hernández y Gustavo Petro, todos expertos en el séptimo arte y quienes dan una batalla campal contra la censura.

 @Daniel_MLozano

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