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Por: María Camila Bernal

En un país como Polombia, donde la salud, en el papel, es un derecho fundamental de todos sus habitantes, pero en la realidad se ha convertido en un verdadero privilegio para los más adinerados, se tiene que aguantar el mal servicio a un alto costo e, inclusive, aguantar no recibir el servicio aunque el paciente se sienta en las últimas.

Como mendigos, los colombianos de a pie deben esperar meses por una cita de carácter prioritario. En el caso de requerir atención inmediata, hasta 10 horas en un cuarto de urgencias esperando en medio de distintas enfermedades para que el médico de turno indique que no es nada grave o, por el contrario, interne al paciente durante otras 12 horas hasta que el especialista llegue a su turno.

Y ni hablar de las enfermedades huérfanas, las más caras a nivel mundial y sobre las que se supone que los pacientes diagnosticados en Colombia deberían tener acceso gratuito a los servicios de salud, tratamientos y controles; pero no los tienen porque las EPS los niegan y la SuperSalud no puede hacer nada, solo interceder por medio de un teléfono y un correo. Sin contar que los controles mensuales se convierten en controles semestrales, porque nunca hay disponibilidad de citas.

¿Qué hacer al respecto? Pelear y pelear durante meses con la EPS, llamar una y otra vez a la Secretaría de Salud Departamental para solicitar atención; luego escribir y buscar más de una vez al mes al delegado de la Secretaría en el caso, para que medianamente haga algo. Cuando su respuesta es que no puede hacer más porque la EPS no responde sus requerimientos, pasar a la segunda instancia: la Superintendencia de Salud.

Otro golpe contra un muro de corrupción en Colombia, porque la SuperSalud tampoco puede con las EPS, simplemente envían correos y llaman solicitando agilidad en la autorización y asignación de citas, las cuales son agendadas para 3 meses después, aunque la visión de un paciente de enfermedad huérfana requiera de una cita prioritaria.

¿Qué pasa después? Nada, la SuperSalud se comunica con el usuario para preguntar si la EPS cumplió, el paciente vuelve a quejarse, la Superintendencia contacta a la EPS y de la EPS responden que la cita ya está asignada PARA EL OTRO AÑO, pero ellos cumplieron porque ya fue asignada.

En el caso de mi hijo de 4 años, no solo es una enfermedad rara, es una enfermedad ultra huérfana, de la cual durante tres años en Colombia ningún especialista conoce su tratamiento, ni sus complicaciones o el futuro de mi hijo, y todos llegan a la misma conclusión: Terapia en Stanford, Estados Unidos, único centro especializado en esta rara enfermedad.

No obstante, la Ley colombiana protege los derechos de las EPS y no los de los colombianos, mucho menos los de las enfermedades raras porque respaldan que la EPS no está en el deber de pagar el tratamiento ya que no se ofrece en Colombia, y mientras tanto nosotros vemos cómo mes a mes se apaga su visión.

Nadie se compadece de estas situaciones, un pequeño de solo cuatro añitos que probablemente no podrá conocer el color del mundo por culpa de la negligencia médica de Colombia y la corrupción de sus EPS. Un pequeño en ser el primer diagnosticado en el mundo a tan joven edad con esta enfermedad y, ni de este modo, le quieren reconocer un tratamiento en USA, único lugar con conocimiento, sino que deben verlo especialistas en Colombia que ni conocen el nombre de la enfermedad.

Twitter: @Mariabega10

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