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El martes pasado salieron a protestar muchos motociclistas bogotanos por lo que consideran una persecución en su contra. Alegaban, entre otras cosas,  que era inconcebible que no se les permitiera personalizar sus motos y se quejaban de los perjuicios que las multas al respecto les causaban. Una señora con cara de mamá amorosa salió en  City Tv a explicar que el motivo de la protesta  sólo afecta al 2% de los motociclistas y que deberían más bien preocuparse por estadísticas más tenebrosas, como las que indican que en el 40% de las muertes por accidente de tránsito hay  una moto involucrada.

Yo estoy de acuerdo con la señora, cuyo nombre es Liliana Bohórquez y es nada menos que  directora de Seguridad Vial en la Secretaría de Movilidad. Es decir, avalo la protesta pacífica cualquiera que sea el motivo, incluso si se trata del derecho sagrado de engallar una moto, pero me parece que es buen momento para recordarle a los motociclistas que si bien las autoridades deben garantizar sus derechos, también están en la obligación de velar porque los ciudadanos cumplan con sus deberes, y de ahí que los multen tanto.

No hace falta ser un gran observador para darse cuenta de que las estadísticas de las que hablaba la señora podrían incrementarse debido a la irresponsabilidad con la que muchos motociclistas manejan.  Yo he visto  como a toda hora pasan por las calles motos que zigzaguean  entre los carros, que no respetan el carril que deben tomar, que se adelantan en los semáforos y se mueven de manera temeraria por las vías. Incluso he sido testigo presencial de varios accidentes ocasionados por motociclistas irresponsables.

Si bien no puedo generalizar y hay que hacer la aclaración de que es probable que cuando no los estoy mirando se comporten bien, lo cierto es que observo que la mayoría de motociclistas violan varias normas de tránsito mientras conducen. Y al contrario de lo que se podría pensar, percibo que la irresponsabilidad es mayor en motos pequeñas que en las de alto cilindraje.

Por eso quisiera proponer una jornada de protesta contra los motociclistas, o más bien, a favor de su integridad y de su propia vida, porque un mal conductor de moto es el primer perjudicado por su falta de pericia.

Quisiera al menos un día de protesta en el que los propietarios de vehículos de cuatro ruedas condujeran en Operación Tortuga para concienciar a tanto irresponsable en moto; aunque seguramente, en medio de la huelga, los motociclistas para los que va el mensaje pasarán  raudos entre los carros a media marcha. A mí alguna vez me tumbaron un espejo y en otra ocasión me rayaron una puerta por andar buscando salidas al laberinto que se forma con los carros detenidos, pero esas tonterías son nada en comparación con las muchas víctimas fatales  que podríamos evitar.

Qué bueno sería que la protesta sirviera, por ejemplo, para que los organismos de tránsito regularan la expedición de licencias a  conductores amateurs y para que los muchos que violan las normas aprendieran a respetarlas, ni siquiera por el bienestar colectivo sino por su propia seguridad. Y si quieren calcomanías, pues que empiecen por pegar las de Inteligencia Vial, a ver si  les sirve de algo para regular su ímpetu motorizado.

Twitter: @andresburgosb

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