No importa que Enrique Bunbury se ponga las botas negras de tacón se que puso Raphael. Ni que a veces quiera parecer al iconoclasta Jim Morrison. Tampoco importa que interprete “Frente a frente” de Jeanette. Lo que importa es que cuando canta, uno sabe que es Bunbury. Así como Raphael solo canta como Raphael, y Jim Morrison como Jim Morrison, la voz de Bunbury solo suena a Enrique Bunbury.
Pero no solo eso. Nacido en 1.967 en Zaragoza, y hoy con 46 años, ha desarrollado una obra no solo profusa, sino importante. Ya suma catorce trabajos grabados en estudio: cuatro con Héroes, ocho en solitario, uno con Nacho Vegas y otro con el colectivo Bushido. Y convertido en una de las referencias musicales más representativa, original y honesta del panorama musical hispanoparlante. “Lady Blue” y “El club de los imposibles” en solitario, y “Entre dos tierras” y “Maldito duende” con Héroes son canciones obligadas en cualquier lista de rock en español. Este año ya colgó otro disco de platino por cuenta de las ventas. Lo recibió en México por más de 60 mil unidades vendidas de su último álbum Palosanto.
Además es un productor efectivo y pulcrísimo de sus propios trabajos. Desde que dejó a los Héroes del Silencio decidió hacerse cargo de la producción de sus canciones. Algo así como un actor que dirige también la película. Ya ha dicho en diferentes entrevistas que le gusta tener el control de lo que quiere trasmitir con su música. Un objetivo que no siempre se logra cuando se deja la producción en manos ajenas. Ya la lección la aprendió desde el trabajo “El mar no cesa”, con los Héroes, done el productor hizo que la banda sonara más pop. Esto con el fin que el grupo sonara más comercial, restándole la energía rockera que la banda proyectaba en vivo. Desde entonces, Bunbury está al tanto de lo que deja en el estudio de grabación.
La literatura en Bunbury
A través de su historial musical ha acudido a la literatura para escribir sus letras. Desde sus inicios, estuvo a la sombra de William Blake. La famosa frase del poeta inglés: “El camino del exceso nos dirige hacia la torre de la sabiduría” fue reescrita y cantada en la canción El camino del exceso. Y en “La Chispa adecuada” se habla sobre la desmitificación del amor, de la que escribió el mismo Blake. La Sirena varada es un resumen de la obra de teatro con el mismo nombre de Alejandro Casona. Charles Baudelaire, Jorge Manrique, Antonio Machado y la Generación del 27 son constantes referentes literarios en Héroes. Y en “Radical sonora”, su primer trabajo en solitario, Bunbury tiene el tema “Alicia”, en una evidente influencia de Lewis Carroll y, en la misma canción, de la mitología griega clásica cuando habla de Teseo, el Minotauro y su laberinto. Además, Bunbury estuvo muy cerca del poeta español recién desaparecido Leopoldo María Panero y de su cruda y rebelde obra escrita. Pero tal vez la influencia literaria más contundente es la que ha ejercido Oscar Wilde. Su apellido artístico, Bunbury, lo sacó de un personaje de la obra de teatro “La importancia de llamarse Ernesto” de Wilde. El nombre real de este cantante español es Enrique Ortiz de Landázuri. Además la canción “Salomé”, está basada en la obra de teatro que el mismo Oscar Wilde escribió.
Las canciones que necesitamos
En la canción “Prisioneros” dice: “las grandes canciones, son las que necesitamos”. Y así es, sin importar que cada vez el corte sea distinto. Cada trabajo de Bunbury es una apuesta nueva y arriesgada. Un ejemplo es el álbum “Las Consecuencias”, donde estuvo hurgando en el folklore de los Estados Unidos. Luego en “Licenciado Cantinas”, le pasó revista al cancionero popular de nuestro idioma. Y en su último trabajo “Palosanto” parece mirar hacia el futuro. El estilo de Bunbury pivotea entre la tradición y la vanguardia. Entre el barrio y la metrópoli. Entre lo melodramático y excesivo, la mística y el surrealismo. Bunbury siempre cambia y aún así hay siempre es bohemio, romántico, pesimista a veces, optimista otras. En sus discos y video clips se tiene la sensación de asistir a un road-movie, siempre hay un tinte cinematográfico. Como él mismo lo reconoce: “mi música tiene un trasfondo de huida hacia adelante, de carretera interminable, en paraje desértico.”
A su hija la bautizo Asia, en referencia quizá al continente que le abrió las puertas de la percepción en los lagos del Pokhara y Kamandú. Asia robándose la H, de la preposición “hacia” que denota una dirección de movimiento, con ese movimiento que siempre lo ha caracterizado.
El Palosanto de Bunbury
Al Palosanto en Medellín le llamamos Guayacán, un árbol que forma una madera pesada y de larga duración. Pero ¿por qué Palosanto? Él mismo lo dice en su página web: “Tendré que inventarme algo: ¿Un modelo de ovni vintage de los años cincuenta? ¿La madera con la que se construyen las guitarras que utilizo y los bates de béisbol con los que intento destrozar los cajones en los que me encasillaron?” O afirmar lo obvio: su intento por hacer una música como la madera del árbol: de larga duración.
En las primeras canciones de Palosanto hay un enfoque entusiasmado sobre las revoluciones sociales de los últimos años. El título del primer tema Despierta es ya una declaración de intenciones y sienta las bases de un trabajo que suena muy conceptual. Pero a medida que avanzan los temas, las letras y los sonidos se recogen y concentran en la verdadera revolución: la que hace cada uno en su interior. Aún así, esa vos de conciencia social me recuerda a Gonzalo Arango cuando dijo: “Tu palabra es más explosiva que la bomba, pero sin consecuencias que lamentar.”
La gira de conciertos de Palosanto ya pasó por República Dominicana y seguirá por Guatemala, Honduras, El Salvador, Costa Rica, Colombia, Perú, Ecuador, Chile y Argentina. A Bunbury lo queremos en toda la América. En Junio y Julio, recorrerá España. Y en Septiembre, volverá a Estados Unidos, donde vive en Los Ángeles con su esposa e hija. Cuando le preguntaron cómo le gustaría que fueran las ruedas de prensa de la presentación de Palosanto Bunbury contestó: “A mí me gustaría hacer una sesión de Ayahuasca con la prensa. ¿Qué te parece? Vomita antes de escuchar, sería la premisa.”
Búsqueda constante
No importa que a Enrique Bunbury lo tilden de pedante y vanidoso. Lo otro que también es cierto es que valora la soledad y el silencio. No importa que Enrique Bunbury se ponga las botas de tacón de Raphael para quedar a la altura de Andrés Calamaro cuando cantan juntos y no se note su estatura. Lo que importa es que es un artista con una ideología precisa y una búsqueda constante y atractiva.
Hoy 27 de marzo se presenta en Medellín y el fin de semana en Bogotá. En esta ocasión, y de acuerdo a lo que se ha visto en los conciertos de Centro América, será a lo grande, con un espectáculo audiovisual de gran complejidad técnica. Esperamos que sea un éxito el concierto y que su carrera nos siga dando buenas canciones. Las canciones que necesitamos.
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