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Las naciones están hechas de sus pueblos y, por lo menos las democráticas, eligen libremente a alguien que los lidere y represente. El presidente, primer ministro, canciller, etc… Elegido por la nación, si bien la representa ante el mundo, nunca reemplazará a la nación misma, a sus valores, sus objetivos y su esencia. La esencia de una nación está en su pueblo. Es eso lo que hace de la democracia la forma de gobierno más perfecta e imperfecta a la vez.

Es por eso que cuando el presidente de una nación honra al presidente de otra, como ocurrió con el presidente Bush y la orden de la libertad otorgada al presidente Uribe, no es Bush quien honra a Uribe, es el pueblo Americano y los valores que esa nación representa, el que está honrando al pueblo Colombiano y lo que, como nación, hemos logrado. Así que, lejos de la oportunidad lamentable que algunos opositores usan para denigrar de dos líderes y su relación personal, los colombianos deberíamos estar orgullosos del reconocimiento que el pueblo de una nación hace del nuestro y de lo que hemos soportado, las dificultades que hemos superado y el valor con el que hemos enfrentado los retos que tenemos.

Es triste entonces ver la manera tan lamentable como algunos sectores nacionales e internacionales tratan de denigrar estos reconocimientos y transformarlos en una ceremonia de apreciación entre dos personas. Independiente de nuestras posiciones y opiniones sobre Uribe o Bush, con los que muchos estamos de acuerdo o en desacuerdo, el reconocimiento de un pueblo, de una nación soberana hacia otra seria ridículo tomarlo como un insulto, una muestra de sumisión o un símbolo de «poder del imperio». Es una muestra de aprecio, de reconocimiento por la transformación que Colombia ha sufrido, no para beneficio del gobierno Americano, sino para el beneficio, palpable e inequívoco, del pueblo de Colombia. Hace 10 años Colombia estaba en camino de convertirse en un nuevo Somalia o Ruanda, una nación al borde de la anarquía y la autodestrucción. Hoy Colombia tiene muchos problemas, pero la restauración y consolidación de su democracia, el innegable mejoramiento de la seguridad, la inversión, la economía, la percepción del país a nivel internacional, entre otras, hacen que este reconocimiento sea una celebración de esa nueva realidad que está empezando a sentir una nación que ha luchado con sus demonios por tantas décadas, demonios que se resisten a morir, pero que definitivamente están debilitados. El mundo ha sido a veces protagonista y a veces espectador de esa lucha, a veces de manera positiva y a veces de manera negativa. El gobierno Americano ha sido actor fundamental del conflicto Colombiano directa e indirectamente, y lo ha sido como un aliado benéfico y decidido, pero también algunas veces como un elemento de inestabilidad e intromisión en los asuntos del país. Sin embargo, es el pueblo Americano, a través de su presidente, el que hoy nos dice a los Colombianos: Van por buen camino, y queremos reconocer que la Colombia de hoy es una Colombia con futuro, muy distinta a la Colombia de hace 10 o 15 años, que era una Colombia sin esperanza. Independientemente de querer o no querer reconocer al presidente Uribe como el líder de esta transformación, nada hubiera sido posible en estos 8 años si la nación que el presidente representa no hubiera decidido buscar dicha transformación. Este es un logro de los colombianos, que nuestro presidente, como representante legítimo del pueblo, recibe en nuestro nombre, y hoy el mundo y una de sus naciones líderes, empieza a reconocer este logro, esta transformación que Colombia está viviendo.

Ahora los 5 hechos a seguir:

1. La posesión de Barack Obama como presidente de los Estados Unidos y las inmensas expectativas generadas por su histórico triunfo, tanto a nivel interno como externo en la nación lider del planeta.
2. La significancia de la posesión de Obama para las minorias, grupos raciales y la diversidad en el mundo. Estados Unidos lidera una vez más el camino hacia la consolidación de una sociedad donde las oportunidades y los mas altos cargos y honores son para todos. Este hecho tendrá implicaciones dramáticas internamente, pero sobretodo para aquellas naciones y pueblos en el mundo que verán este triunfo como una puerta que se abre a las oportunidades y la igualdad.
3. La tregua lograda entre Israel y Hamas y el momento que esto debe generar para lograr abrir una ventana de oportunidad hacia la paz
4. La influencia que Iran ha tenido de manera clara en el conflicto Israeli y sus consecuencias para el balance de poder en oriente medio, especialmente cuando muchas naciones Arabes no quieren ver un Iran fortalecido por una imagen de defensa de la causa Palestina ante el mundo musulman.
5. La crisis economica que parece profundizarse en el mundo desarrollado y las naciones emergentes que continuan sosteniendo la economia mundial.

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