Comer huevo no es delito
No es una cuestión de animalismo o antianimalismo. Solo sé que me saben mal tantas fotos de marranitos muertos o zorros en carne viva, o hacernos sentir asesinos por comernos un huevo. ¡Un huevo!
Hay personas que defienden a los animales y están contra circos, corridas, etc., pero no desconocen la condición humana de omnívoros y, principalmente, de consumidores de proteína, y por eso comen carne, porque es parte de la dieta natural humana.
Es claro que existirán personas que nos odiarán e insultarán a los que gustamos de eventos polémicos que involucran animales, pero ¿llegar al punto de criminalizar a quienes degustamos de un delicioso chicharrón, un bisté o una hamburguesa?
Satanizar los consumos básicos de alimentos como la leche, portadora de calcio, o cualquier elemento que provenga de otro animal es desquiciado. Muchos veganos insisten en que hay sustitutos para la carne o el queso, por ejemplo, pero, en lo personal, no considero cruel comerme filete asado a término medio por encima de una carne falsa de soja y nada más rico que un buen mozzarela por encima de un trozo de tofu.
Me lloverán críticas e insultos. Llegarán fundaciones como AnimaNaturalis con sus posters en excelente calidad fotográfica y sus guías de cómo ser vegano a tratar de convencer a los jóvenes incautos que se aterrorizan porque un simio muere en pro de nuestra especie en un laboratorio o un cerdo que sirve como fuente proteica y calórica para nosotros y no porque mueran seres humanos.
Nos seguirán invadiendo con sus letreros de «comida sin crueldad». Nos dirán que hemos de evolucionar. Que es más saludable ser vegano. Que hoy en día es más fácil. Pero ellos son libres de no comer animales si así lo desean. El problema y lo realmente irritable es su campaña «evangelizadora» que pretende abolir toda forma de consumo de productos derivados de los animales. Es en este punto donde los ciudadanos de a pie llevamos del bulto.
¿Por qué tenemos que ser sometidos a campañas donde, de cierta forma, maltratan nuestra honra? Al parecer defender a los animales es un lucrativo negocio. Esto explicaría la proliferación de fundaciones defensoras de animales y su ‘boom’ mediático.
Como dijo el columnista Daniel Pacheco, haciendo referencia al trato que dan los animalistas a sus blancos de toda crítica: «La mirada de rencor hacia el hombre que estrella un fuete contra un animal, al que patea un chandoso en la calle, es igual de cruel y mucho más inhumana».
Que sigan ellos con su culto, están en todo su derecho y es respetable, pero que no nos lo impongan. Qué irritantes son los veganos.
Comentarios