El próximo 27 de octubre está agendado el encuentro en la ciudad de Quito (Ecuador) entre el gobierno nacional y el grupo armado Ejército de Liberación Nacional – ELN para iniciar los tan anhelados acuerdos de paz.
Al respecto, Ban Ki-moon, Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se ha pronunciado en un comunicado hace unos días felicitando a Colombia por dar un paso más hacia el diálogo con otro grupo al margen de la ley e hizo un llamado para alcanzar los acuerdos con este grupo lo más pronto posible. ¿Pero qué esperar?
A este grupo armado, inclusive el ex presidente Álvaro Uribe les hizo el guiño muchas veces en su mandato para sentarse a negociar la paz, pero el intento fue fallido, esquivo y no tuvo eco. En la actual administración, Juan Manuel Santos ha intentado lo mismo, pero entre “ires y venires” se muestran voluntades por parte del grupo y luego estas parecieran opacarse. Quizás en esta oportunidad, haber concertado un lugar y una hora, trae a los colombianos una vez más la ilusión, esperanza y la posibilidad cada vez más cerca de sentarse a hacer la paz.
Ojalá la fecha y la hora no solo traiga ilusiones, porque estas dos por sí solas no bastan, se necesita también voluntad, acciones o muestras de paz. Porque si fuera solo fecha y hora podría pasar lo del ex presidente Andrés Pastrana, a quien lo dejaron con la silla vacía, claro no fue con el ELN, pero es que hasta en el amor la fecha y hora no son suficientes. Novias y novios también se han quedado esperando.
¿Será esta vez la intención del ELN real, después del reciente paro armado en seis departamentos donde la zozobra fue protagonista?, sumado a esto, la liberación de algunos secuestrados sigue en veremos o por lo menos el caso del ex congresista Odín Sánchez Montes de Oca a quien tienen en su poder y de quien se conocieron pruebas de supervivencia es todo un misterio su éxodo de la selva. Tampoco se deben olvidar los niños en poder del ELN, ¿serán liberados antes de la negociación el 27 de octubre?
Muchas preguntas, pero también esperanzas, a pesar de las demoras que se han dado con el grupo para sentarse a negociar. ¿Cómo actuará el gobierno ahora ya con seis años de experiencia de negociar con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – FARC?, lo mínimo que se espera en esta ocasión es un papel más contundente y resolutivo en su actuar teniendo en cuenta las lecciones aprendidas.
A su vez, el gobierno en este nuevo proceso las cartas las podrá poner sobre la mesa con mayor experticia, evitando por supuesto el afán y los odios sordos a la opinión pública, porque se debe reconocer que no tendrá frente a la mesa a cualquier grupo, el ELN es todo un ejército empoderado, organizado y se necesitarán voluntades de parte y parte, escuchar a la comunidad nacional e internacional para que aporten a este proceso promoviendo la unidad y evitando a toda costa repetir el sabor amargo de divisiones que se tiene por estos días en Colombia con el Sí y el No que dejó el plebiscito por la paz con las FARC. A propósito, ¿se considerará en este proceso nuevamente un plebiscito?
No se ve nada fácil esta gestación de paz con el ELN. Ojalá todo sea para bien del país, porque sentarse con un grupo que tiene una profunda transcendencia política y un alcance social en sus zonas de concentración es todo un reto, a pesar de que en volumen este grupo sea más minoritario que las FARC.
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