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El pasado 10 de marzo se conmemoró el día del médico en Venezuela. Sin embargo, esa fecha para médicos en el vecino país fue la oportunidad para salir a las calles a protestar ante la crisis que atraviesa su sistema de salud por cuenta de la falta de medicamentos, las pésimas condiciones laborales, la falta de personal e insumos producto de la llamada ‘revolución bolivariana’, llevando a que “al menos 16.000 médicos hayan tenido que dejar Venezuela durante los últimos años”, como lo afirmó el médico y presidente de la Federación Médica Venezolana: Douglas León Natera, quien también mencionó cómo en esa diáspora de médicos venezolanos los países de preferencia de los galenos son: España, Inglaterra, Alemania, Estados Unidos y en Sur América: Chile, Perú, Ecuador y Colombia.

El país donde llega un médico venezolano a laborar está recibiendo una retribución que debería estar recibiendo Venezuela, más ahora en tiempos de crisis.

Al respecto, el gobierno del presidente Nicolás Maduro negó y sigue negando la existencia de una crisis en la salud afirmando que el país tiene “el mejor cuidado de la salud en el mundo, después de Cuba”. Pero para el presidente de la Federación Médica en Venezuela, la realidad es que hoy “el acto médico es precario” y los galenos “prácticamente están tratando de dar soluciones en condiciones frágiles”, puesto que hay escases de especialidades médicas: “las que más están dando lo mejor de sí en otros países son anestesiología, pediatría, y obstetricia”.  En este escenario sombrío y complejo, Colombia según un informe realizado con información del Banco Mundial, la Organización Internacional para las Migraciones y de organizaciones de venezolanos es el país donde más están llegando desde el vecino país entre 98 naciones más. En lo que concierne con personal médico general y especialistas la prensa colombiana ha venido reportando denuncias por parte de la comunidad médica y sindical por el aumento de venezolanos contratados de forma irregular por clínicas en Cesar, Cartagena, La Guajira, Bogotá y Norte de Santander, donde a pesar de no cumplir con los requisitos migratorios y convalidar títulos varios médicos ya ocupan un espacio en clínicas y hospitales.

 

Mara Márquez quien estudió medicina en Venezuela y hace dos años llegó a Colombia ocupa hoy un cargo como médico asesor en una empresa de medicina prepagada y aunque con el Ministerio de Educación en Colombia pudo convalidar su título para ejercer, reconoce también que al llegar desde el vecino país recibió ofertas laborales subterráneas o escondidas sin los requisitos legales mínimos. “Se me presentaron ofertas de trabajo mixtas con oficios de medico asistencial y administrativo con un sueldo un poco superior al salario mínimo con un horario que no se ajustaba a la realidad”.  Por su parte Alejandro Sánchez quien también se formó como médico general e internista en Venezuela y se encuentra en Colombia, reconoce que la situación de su país que lo llevó a migrar “no es fácil porque para salir a buscar un mejor ejercicio de la profesión y mejor calidad de vida se requiere una serie de pasos y procedimientos”.

 

Pero el impacto de este éxodo va mucho más allá, porque en ultimas la otra cara de la moneda muestra que donde llegue un galeno venezolano a laborar se está recibiendo en otras tierras una retribución que debería estar teniendo la misma Venezuela, más aún en este momento de crisis, puesto que por más de seis años esa nación hizo una inversión con recurso humano y financiero en sus médicos y a la hora de la verdad ellos en terrenos desconocidos deberán velar por la salud de otros y no de sus compatriotas con el perfil epidemiológico que les enseñaron, tal como se identificó en una respuesta del el Dr. Sánchez: “el objetivo ya estando aquí es conseguir la posibilidad de que el colombiano tenga una buena atención de salud”, porque  tristemente “las condiciones de inseguridad y desabastecimiento en Venezuela influyeron a la hora de tomar la decisión de salir, no solo se tiene que ver la parte profesional”. Pero ¿qué opinan los médicos colombianos de la llegada masiva de colegas del vecino país? ¿Representan verdaderamente una amenaza estos galenos para los profesionales de la salud colombianos? Al respecto, la Dra. Márquez afirma que como venezolanos son trabajadores, luchadores y “llevamos a Venezuela en cada sitio donde vamos. No somos una amenaza para nuestros colegas, necesidades de servicio hay muchas, siempre y cuando todo sea legal”.

 

Pues del tema, uno de los grupos médicos en Colombia más organizados como lo son anestesiólogos, en su revista de Anestesiología de abril del 2017 publicaron el artículo del Dr. Manuel Galindo Arias, expresidente de la Sociedad Colombiana de Anestesiología y Reanimación (S.C.A.R.E.) titulado ¿qué hacer con los médicos extranjeros?, donde expresan que no es posible oponerse a la llegada de médicos venezolanos por el soporte mismo de los tratados internacionales, pero si recomiendan cumplir con tres requisitos: que cumplan con exigencias de formación y preparación en la disciplina correspondiente para garantizar la calidad en el ejercicio, cumplir con obligaciones legales exigidos por el país que los recibe y que no representen una amenaza en el estatus laboral para los profesionales nacionales.

 

Lo que sí queda por decir, es que en ese contexto de la problemática de salud en Colombia, en donde no se reconoce la existencia del desempleo, ni el subempleo médico; ni que la profesión médica está en una crisis profunda; ni se reconocen las necesidades reales en salud de la población; con una filosofía dominante de la lógica del mercado, el ingreso al país de mano de obra como la que se está ofertando por parte de médicos venezolanos, será una oportunidad más para aumentar la productividad en aras de mejorar el desempeño económico de los intermediarios de la salud (EPS), con un detrimento aún mayor en los resultados de los indicadores de salud y de las condiciones laborales de los médicos, ya sean colombianos o venezolanos.

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