Es absurdo salir a menospreciar un Barcelona que domina toda la temporada y, encima, es capaz de aguantar un asedio como el del Liverpool y golearlo 3-0.
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Tiene mucho mérito enfrentar al Barcelona de visitante en semifinales de Champions y jugar como lo hizo el Liverpool. Cuesta recordar un equipo que sometiera de esa forma al Barça en los últimos 10 años. El conjunto culé se vio ahogado en muchos tramos del partido. Sin embargo, el Barça también merece muchos aplausos. No imagino otro equipo capaz de soportar con tanto aguante el vendaval del Liverpool y salir de ello con un 3-0 a favor. Este no es el Barcelona de Pep Guardiola, pero no por ello es poca cosa.
El equipo de Ernesto Valverde no enamora como lo hacía aquel Barcelona que goleó 2-6 al Real Madrid hace una década -aunque Valverde también ha goleado a los merengues- pero entiende cómo funciona este deporte y sabe adaptarse mejor que el equipo del primer triplete. Sigue proponiendo la posesión como arma principal y crea jugadas como la del gol en Old Trafford contra el Manchester United. Los 11 jugadores la tocaron por más de un minuto y, salvo un rechace fugaz, el rival no pudo olerla. Eso sí, el Barcelona de Valverde entiende que no se puede jugar así a toda costa. Si el partido lo necesita, como plan b, el equipo es capaz de mutar sin cambiar medio once titular y volverse un bloque sólido que aguante el asedio.
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El Barcelona no renunció a su filosofía ni es ahora antagonista de su idea, como muchos creen, sino que aprendió a ganar partidos aún sin apegarse a ella. Renunciar a la idea sería que el Barça tuviera una media de posesión y remates al arco mínima o que pasara la mayoría de la temporada metido en su campo. Antagonismo sería que el equipo de Valverde se convirtiera en un conjunto que se refugia en cada partido y busca el contraataque al estilo de José Mourinho. Este Barcelona simplemente sigue la propuesta del técnico, que le gusta dominar con el balón, pero sin que la terquedad le ciegue la vista. No es debilidad reconocer los límites si lo usas a tu favor y Valverde ha conseguido eso. Hoy el Barça no es el equipo bello y vistoso de otros tiempos, pero es impredecible, flexible y muy pero muy difícil de derrotar. Solo ha perdido cuatro partidos esta temporada, de los cuales ninguno ha sido en Champions.
Los resultados hablan. Este Barcelona va por el triplete, como aquel de Guardiola. Ni siquiera el mejor Real Madrid de este siglo, ese que ganó tres Champions seguidas y mostró un juego casi indestructible en Europa, disputaba en mayo las tres competencias que jugaba. Después de ver el partido contra el Liverpool, decir que el equipo culé es menos que antes y que renunció a su idea es analizar de forma incompleta. Aquellos que le han visto jugar entenderán que estamos viendo a un equipo ofensivo y de posesión, pero que además sabe manejar los matices del juego y eso le permite ser casi imposible de batir. No cualquiera recibe a este Liverpool, sale sin recibir goles y encima marca tres veces. Es válido tener una idea, pero no saber ser flexible sobre ella es un error. Algo estará haciendo bien el Barcelona y claro, si tiene a Lionel Messi, pues mucho mejor.
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