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Cada vez queda más claro que Neymar no será el sucesor de Messi y Cristiano, como muchos pensábamos al verlo jugar dos años atrás.

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¿Qué pasa con las grandes estrellas de Brasil? Desde la generación de Rivaldo, Ronaldo, Ronaldinho y compañía, esa que ganó por última vez el Mundial para Brasil, solo Dani Alves y Marcelo han podido consagrarse en la élite del fútbol y envejecer en ella sin desfallecer. Robinho, Kakà, Alexandre Pato, Luis Fabiano y Nilmar son algunos de los nombres que prometieron marcar época y terminaron decepcionando. Neymar parece ser uno más en esa lista. El jugador del Paris Saint-Germain se pierde la Copa América por lesión, debe enfrentar una denuncia por violación en su vida personal y no es ni la mitad del jugador que era en el Barcelona hace 3 años.

Por esos días, Neymar peleaba por ser el mejor jugador del mundo. Llegó a anotar 39 goles en una temporada. Incluso en este espacio aplaudí la forma en la que se puso el Barcelona al hombro en la famosa eliminatoria frente al Paris Saint-Germain de 2017 que acabó 6-5. Con toda esa situación, Neymar no tuvo paciencia y quiso volar demasiado alto. Como Ícaro al Sol, cogió maletas para el PSG y dejó en Barcelona sus mejores años, su disciplina y su profesionalidad. De aquel extremo brasileño que bailó a los rivales españoles solo quedan recuerdos.

Empezó bien en Francia y por un momento pensamos que podría seguir en la élite de los mejores, pero mucha rumba, una que otra ausencia a los entrenos y poca disciplina le mataron. Una lesión en febrero de 2018 lo condenó el resto de la temporada y el entonces capitán de Brasil casi se pierde el Mundial. Llegó a Rusia y ahí nos dimos cuenta que a Neymar se le había perdido algo en París. Lento en la lectura de juego y flojo en ritmo, el 10 verdeamarelo hizo un torneo muy gris (tirando a negro), anotó apenas un gol sin importancia y su equipo, a pesar de ser favorito, se devolvió con las manos vacías a su tierra, en la que a Neymar lo recibieron con huevos. Hace dos años pensé que iba a ser la figura del Mundial.

No corrigió el rumbo. La temporada que recién acabó fue similar a la anterior, pero más grave. Neymar siguió de fiesta y se lesionó en enero de este año. Durante su incapacidad viajó a Brasil e incluso bailó apoyando su pie herido. Apareció al final para celebrar el título de liga. Tras dos años terribles a nivel físico, como consecuencia de fiestas y lesiones, Neymar se volvió a lesionar contra Catar en un amistoso el miércoles pasado tras una entrada dura, de esas que mucho ha sufrido alrededor de su carrera pero que ahora le hacen más daño que antes. A eso se le sumó la denuncia por violación, que si bien puede ser ajena a su condición de jugador, afecta su carrera y rendimiento profesional. Pasó de ser uno de los mejores a jugar seis meses por año en una liga mediana con un equipo que no sabe lo que es jugar una semifinal de Champions.

Neymar no jugará la Copa América y su ventana para salir del PSG está casi cerrada tras la lesión y el problema personal. Llegó hace dos años al equipo francés para ser el mejor del mundo y hoy no es, ni siquiera, el mejor delantero de su club. Cometió un error al abandonar el equipo que lo ayudó a llegar a la élite y cometió otro al no administrar su nueva vida en París. ¿Se habrá chocado por fin contra la pared? Es su última oportunidad. Tiene 27 años, edad en la que un jugador suele estar en la cúspide de su carrera. Neymar tiene un año para redireccionarse y quizá así logre pelear, ya no por un puesto en la historia, pero quizá por un Balón de Oro o una buena copa con su país. Iba a ser el sucesor de Messi y Cristiano, pero ahora está más cerca de parecerse a Robinho y compañía. Una lástima.
Foto: Reuters

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