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El Bayern tiene bastante mérito por ganar seis títulos en una temporada, pero el Barcelona hizo lo mismo mientras cambiaba el fútbol.

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Bayern Múnich ganó el Mundial de Clubes 2020 contra Tigres de México y entró al salón de aquellos equipos que han ganado seis títulos (todos los jugados) en una temporada. Antes, el Barcelona de 2009 que dirigió Pep Guardiola tenía ese sextete. Dos caminos para un mismo resultado hoy generan comparaciones. Vale la pena aplaudir y reconocer el logro histórico del equipo alemán, pero también es una oportunidad para entender que lo del Barça de Pep va más allá de los títulos levantados.

Hans-Dieter Flick demostró con su Bayern que para ganarlo todo no hace falta crear al mejor equipo de la historia. Es suficiente (aunque nada fácil) tener una plantilla que entienda la estrategia muy bien, sea disciplinado y cuente con talento, inspiración y algo de suerte. Los alemanes se llevaron cada título con trabajo duro y constancia. Flick llegó en noviembre de 2019 y se hizo fuerte en una liga que es del Bayern desde hace ocho años. Poco a poco, la máquina fue ajustando tuercas hasta que ejecutó un show casi perfecto en la goleada por 2-8 al Barcelona de Setién. Luego, en la final de la Champions League contra un peligroso Paris Saint-Germain, manejó los ritmos con una táctica muy estudiada que le permitió ganar 1-0 y anular al club francés.

Con eso, el Bayern levantó el triplete (ya había ganado liga y copa local) y pudo competir por los tres trofeos bonús: supercopa local, supercopa continental y Mundial de Clubes. Mantuvo su trabajo como máquina industrial y se lo llevó todo. Fue, más que nunca, el ejemplo de aquello que el fútbol alemán pretende lograr y a veces consigue: un equipo que entiende el juego y lo ejecuta casi sin errores. Sin embargo, ese nivel de juego lo hemos visto antes (con menos títulos levantados) en otras versiones del Bayern, en el Manchester United de Ferguson e, incluso, en el primer Real Madrid de Zidane. Sobre todo, lo hemos visto en las selecciones alemanas, siempre fieles al trabajo duro y al estudio juicioso de cada aspecto del juego.

Pep Guardiola no solo consiguió un equipo que lograra todo lo mencionado (juego excelente y muchos títulos), sino que mostró al mundo un fútbol nunca antes visto. Agarró una fórmula, la de Johan Cruyff y el fútbol holandés, y le dio toques nuevos. La consecuencia fue un juego innovador que el espectador disfrutó y que los rivales demoraron años en descifrar. Le dio sentido a la participación del arquero con los pies y reformuló el concepto del delantero que pivota, por ejemplo. Sus excelentes intérpretes tuvieron mucho que ver: Victor Valdés, Dani Alves, Gerard Piqué, Carles Puyol, Eric Abidal, Sergio Busquets, Xavi Hernández, Andrés Iniesta, Samuel Eto’o, Lionel Messi y Thierry Henry. Guardiola encontró la mejor versión de cada uno y, como muchos de ellos dicen, les cambió la manera de entender el fútbol.

Con eso no pretendo decir que lo del Bayern es poco. Hay una razón por la que solo dos equipos en Europa ganaron el sextete. Eso iguala a este Bayern, por lo menos desde una estadística objetiva, al Barcelona de 2009. Sin embargo, considero que el equipo que dirigió Pep pasará a la historia por cambiar el fútbol, mientras que el de Flick lo hará por conseguir un logro que es muy complicado, solo logrado por otro equipo más. Y si podemos forzar la cuerda un poco más: bastante tuvo que ver Guardiola en el crecimiento y actual nivel de Manuel Neuer, David Alaba, Joshua Kimmich, Kingsley Coman y Robert Lewandowski, futbolistas que el español dirigió cuando fue entrenador del Bayern y que hoy hacen parte del equipo de Flick.

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