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Se piensa que un carro nuevo o recién reparado puede coger carretera sin ningún problema, lo cual es cierto mientras no se le exija.

Durante años se viene diciendo que los carros nuevos no necesitan ser despegados o tratados con delicadeza, que no necesitan del rodaje cuidadoso durante los primeros kilómetros. Empezando por los motores, es cierto que es anacrónico pensar en que no se pueden acelerar por un momento más allá de las 4000 revoluciones con independencia de la velocidad porque se pueden perjudicar.

Me atrevo a decir que, quizás, y desde hace unos 20 años,  gran parte de  los fabricantes alcanzaron su punto máximo de durabilidad y confiabilidad con las excepciones de siempre que no faltan por ser máquinas construidas por el ser humano, donde también la difícil y a veces impredecible electrónica y unos software con lagunas aún causan problemas.

Los motores de combustión pasan unas pruebas de resistencia que terminan porque los departamentos de ingeniería se cansan de tenerlos girando al máximo durante más de ¡1 mes! en un banco de pruebas, sin apagarlos salvo para chequeos y cambios de aceite, con el escape al rojo vivo.

Superan el test gracias a materiales aleaciones y piezas forjadas extraordinarias que potencian la duración, excelente control de la temperatura, electrónica que comanda todo, bajísimas tolerancias, y una calidad de acabado interna jamás vista, protegida por los mejores aceites en la historia de la automoción.

Foto de Istock photo

Recuerdo como referencia en el tiempo, acerca de las pruebas de resistencia cuando a finales de los años cuarenta el motor del legendario Mercedes SL »alas de gaviota» estuvo 24 horas en banco de prueba, con 6 de esas, a potencia máxima; también, como buen referente dentro de las marcas conocidas, cuando el motor F 1700 de Renault pasó 21 días a potencia máxima y otros 21 a torque máximo, a mediados de los ochenta…

Los turbocargadores tan en boga, por los mismos motivos explicados, son más fiables que nunca, a pesar de que llegan hasta pasadas las 180.000 rpm como en el V8 de 4 litros biturbo de Mercedes. ¿Entonces se puede salir exigiendo al máximo sin contemplaciones? Una cosa es viajar con un carro nuevo por la carretera a un ritmo normal, y otra es empezar a acelerar a fondo con frecuencia, exigiendo en las subidas o manteniendo altas revoluciones de forma permanente.

Ese trato exigente, incluso en los motores más poderosos que vienen de fábrica con un rodaje parcial, puede dejar huellas negativas a futuro que seguro no serán bien recibidas especialmente cuando el propietario piensa quedarse con el carro un buen tiempo, huellas que se manifiestan con consumos de aceite muy altos que no desaparecen al acumular kilometraje, alto e incurable consumo de gasolina que se deja ver con un promedio superior a modelos idénticos y una pérdida de durabilidad y potencia cuando definitivamente los anillos no se acabaron de asentar, o queda una holgura entre una válvula y su guía.

Recomendaciones de los fabricantes

La inmensa mayoría aconseja en sus manuales manejar normalmente durante mínimo mil kilómetros antes de exigir, otros 1500 y hasta 2000. ¿Cómo? No acelerando más allá de la mitad, por mucho dos tercios del acelerador en unos casos y llevando la velocidad del motor  máximo hasta donde empiezan las altas rpm, entre 4000 y 4500, de manera intermitente.

Mil o hasta 2000 km de conducción normal y no en la zona de altas rpm recomiendan muchos fabricantes. Foto de Istockphoto

Los conductores que exigen al motor desde el primer momento sin respetar las temperaturas también le están restando vida útil. Hasta los más potentes y avanzados tienen testigos en el cuenta vueltas que se van apagando, a medida que se llega a la zona de temperatura óptima;  otros mantienen un testigo encendido que se apaga o indican con una zona azul en el termómetro, que no se puede pisar a fondo ni acelerar mucho en frío. Lo ideal como complemento es que el manejo sea progresivo e ir aumentando más o menos  500 rpm por cada 500 km.

Como la idea es no acelerar al máximo, un buen despegue y asentamiento para los anillos sobre los cilindros y las ranuras de los pistones se da cambiando las velocidades del motor, o sea haciendo cambios tanto ascendentes como descendentes, y uno de los mejores lugares para hacerlos es en el tráfico habitual de las ciudades.  También desacelerar en el cambio cuando se aproxima a un semáforo en rojo o tráfico detenido es una práctica que ayuda a un buen asentamiento de los anillos.

¿Cómo tratar los motores recién reparados? Obviamente de la misma forma pero por más kilómetros porque, aunque están casi como nuevos, ese casi hace la diferencia, manifiesta en ajustes de rectificadora que son buenos pero no tan perfectos como los de fábrica (como en el caso del cigüeñal o la distancia entre una válvula y su guía)), al igual que ciertos repuestos que hacen parte de la restauración total y demandan más km sin exigir para llevarlos al mejor ajuste posible.

El cuidado no es solo para el motor

Aún hay gente que solo piensa en el motor, pero el manejo normal sin tanta demanda, alarga la vida de gran parte de elementos y sistemas del auto que se benefician de ese trato. Las cajas, especialmente las complejas automáticas modernas con hasta 10 cambios y las cvt, no sufrirán por altas temperaturas de los aceites, los rodamientos tendrán un tiempo para ajustarse y los embragues serán más longevos.

El buen manejo constante asegura larga vida para el auto. Foto de Istockphoto

El embrague en las manuales se pude asentar con buen manejo, los piñones se acaban de »pulir» y los conos o sincronizadores, con hasta 3 por cambio, llegarán a un punto de óptimo acabado. Para las suspensiones también se debe dar ese tiempo de manejo normal para que todo se acabe de ajustar bien.

He visto autos que desde el primer kilómetro empezaron a ser llevados al máximo no solo en cuanto a acelerador, sino a velocidades y ritmos de curva y frenada exigentes, lo que sin duda le resta vida a elementos tan resistentes como los rodamientos, bujes y amortiguadores, que por el desgaste prematuro causado se manifiestan con ruidos permanentes o una oscilación irregular de la carrocería.

Los vitales sistemas de frenos requieren frenadas suaves, ojalá intermitentes, un manejo en donde se eviten  frenadas largas y potentes en aras de no disparar la temperatura, enemiga de cuidado; hasta las llantas, lo sabemos de hace mucho, necesitan kilómetros para deshacerse de la capa especial que las cubre, porque además en algunos diseños perjudica el agarre en frío o mojado.

¿Por qué no esperar para llevar el auto al máximo?

Los consejos de los fabricantes se pueden acatar con mucha facilidad, especialmente cuando todos los días vemos los carros más potentes de la historia, carros que con poco acelerador    -y mucho cuidado con velocidades exageradas-,    se pueden »mimar» desde nuevos para asegurar un buen funcionamiento.

La prensa especializada también lo hace en todo el mundo cuando como cualquier particular compra un carro nuevo para probarlo durante miles de kilómetros; antes de acelerarlo a tope para probar  en cuanto hace 0 – 100 o cuanto demora en acelerar hasta un kilómetro, probar velocidad máxima, distancias de frenado y agarre en curva, ejecutan un manejo cuidadoso en ese importante lapso, por algo será.

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                                                            @MASERAGRANTURI

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