No Vendo Mi Voto. Por la campaña se sabe cómo ejercerá el poder
De la forma en que se realiza la campaña, así mismo se gobierna. Quien en campaña se dedica a maquinar trampas y hacer componendas sucias, llega al poder a seguir haciendo lo mismo, dice estudiante de la Javeriana
La compra de votos es uno de los fenómenos más graves de la democracia colombiana. Eso, sumado a toda la problemática que se genera a partir del clientelismo y la corrupción electoral, habla muy mal del sistema político y deslegitima las organizaciones que lo componen.
Lamentablemente, esta es una de las prácticas más usadas en Colombia, porque así como hay quienes venden, también hay quienes compran, convirtiendo el ejercicio electoral en un mercado de conciencias y no en una lluvia de propuestas y programas. Es un fenómeno recurrente y nadie hace nada.
La compra de votos es un fenómeno nacional; sin embargo, reviste mayor gravedad cuando se presenta en lugares como el departamento de Chocó, cuya situación socio-económica requiere de gobernantes y representantes que presenten propuestas viables para sacar a la región de la crisis en que está desde hace muchos años.
Es un problema que los que ganen sean los que tienen más dinero para comprar conciencias.
La idea de iniciativas como «Soy Chocoano y no vendo mi voto» y las que se están promoviendo en otros lugares en el marco de la campaña, es crear un antecedente de «voto a conciencia» que contribuya a mejorar la participación en próximas contiendas electorales.
Para ello es necesario que los órganos de control y vigilancia electoral realicen un acompañamiento a iniciativas como ésta para que no sólo generen impacto mediático sino un impacto real en las poblaciones vulnerables, que son aquellas donde la pobreza campea y la necesidad abunda.
Dicho acompañamiento puede darse a través de talleres de formación que contribuyan a mejorar la cultura política de las comunidades.
Como dice el ex director de Planeación Nacional Armando Montenegro, «los que compran votos no son pobres. Son poderosas organizaciones electorales que disponen de grandes capitales y que con frecuencia se asocian al crimen organizado.
Así mismo, quienes los venden al por mayor acuden a la falsificación de actas y otros documentos, al soborno de jurados, a la interferencia de computadores, tampoco son pobres».
De la forma en que se realiza la campaña política, así mismo se gobierna. Quien en campaña se dedica a maquinar trampas y hacer componendas sucias, llega al poder a seguir haciendo lo mismo.
Por eso, prácticas como la compra de votos nos afectan a todos, porque quienes llegan al poder no tendrán escrúpulos para disponer a su antojo de los recursos públicos para aceitar su maquinaria clientelar.
Por este motivo, la campaña «NO VENDO MI VOTO» debe servir para que la ciudadanía despierte y estimule su conciencia cívica con el fin de contribuir a mejorar el sistema político colombiano, para que quienes lleven las riendas de las organizaciones estatales sean los que enarbolen la bandera de la transparencia y la ética.
* Esta es una alianza de medios y periodistas locales para aumentar el cubrimiento y la transparencia del proceso electoral en las subregiones con alta población negra o afro. Ofrecerá información, análisis y opinión con pluralismo e independencia. Impulsada por la Fundación Color de Colombia, cuenta con el apoyo de la Misión de Observación Electoral, MOE (www.moe.org.co), y de la Sala de Periodismo de la Facultad de Comunicación Social-Periodismo de la Universidad Autónoma de Occidente, UAO, de Cali. Los medios aliados son: revista Ébano (Cali); periódicos El Manduco (Chocó); Pacífico Siglo XXI y El Grito de la Costa (Buenaventura); TumacoPopolo (Tumaco); Proclama (norte del Cauca); Archipiélago Press (San Andrés Islas) y El Pregonero del Darién (Urabá). Radiales, digitales y televisivos: Pacífico de Verdad (Cali); Yumbovalle.com; www.soydebuenaventura.com, Amanecer Porteño Producciones (Buenaventura); Territorio Chocoano y Citará (Chocó), y Quilichao TV (Cauca).
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