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«El Chocó no puede seguir siendo gobernado por los mismos en otros cuerpos», dice José Camilo Córdoba, estudiante de la Javeriana. «Una oportunidad para renovar a las élites políticas locales».

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Por José Camilo Córdoba-Chaverra, estudiante de último año de Ciencia Política, con énfasis en Gestión Pública. Pontificia Universidad Javeriana. Presidente del Grupo Afrojaverianos.
 
Múltiples y variadas han sido las noticias que han dado cuenta de la situación del Chocó en los últimos años. Titulares que en la mayoría de los casos son negativos y presentan a un departamento en crisis y con una dirigencia corrupta que ha permitido, de manera directa o indirecta, la cooptación de la administración pública por parte de actores ilegales.
 
Como en muchas partes del país, la jornada electoral de próximo mes de octubre es crucial para el departamento. Se presenta como una oportunidad para renovar a las élites políticas locales, hoy bastante cuestionadas desde los distintos puntos de vista: político, penal y disciplinario.
 
A esta fecha ya están definidos muchos de los candidatos a las distintas corporaciones; los partidos y movimientos políticos han destapado sus cartas con los nombres de quienes los representarán en la contienda electoral y aunque las campañas no han iniciado en forma, ya las autoridades electorales y los organismos de control deben prepararse para enfrentar las amenazas que podrían presentarse en las elecciones de octubre en el Chocó.
 
Una de las más grandes amenazas a las elecciones en el Chocó, viene de parte de los grupos armados ilegales y de la posibilidad de que interfieran indebidamente en el debate electoral a través de apoyos a candidatos y de coerción al electorado.
 
En los últimos años, la ilegalidad ha cooptado la administración de algunos municipios, incidiendo de manera directa en la toma de decisiones públicas y beneficiándose de contratos públicos (el caso conocido más reciente se presentó en el municipio de Bahía Solano, donde fueron capturados varios funcionarios públicos del sector salud que estaban al servicio de una de las bandas criminales que operan en la región). 
 
Por su ubicación geográfica, el departamento es estratégico para los ilegales porque se les facilita la operación de sus negocios de tráfico de drogas ilícitas y de armas. Así mismo, el Chocó está en la mira de muchos actores por su riqueza minera.
 
Los próximos dirigentes serán los encargados de poner en marcha la nueva política de regalías y los ilegales no van a querer perderse los millones que llegarán a algunos municipios del departamento por ese concepto.
 
Es de esperar que la ilegalidad trate de influir para que se elijan candidatos cercanos a sus intereses. Por ello es necesario que las autoridades de seguridad detecten estas situaciones a tiempo y brinden las garantías para que los ciudadanos denuncien con tranquilidad amenazas e irregularidades.
 
Otra amenaza que pone en riesgo los comicios de octubre es la posibilidad de que el Chocó lidere la lista de los departamentos donde más se presenten los llamados delitos electorales, tipificados en la ley 599 de 2000.
 
En meses pasados la Registraduría Nacional del Estado Civil denunció irregularidades en la inscripción de cédulas, lo que podría constituirse como un caso de trashumancia electoral.
 
Así mismo, hay que estar atentos de otras conductas anómalas que puedan alterar el correcto desempeño de las funciones ciudadanas y el normal desarrollo de las elecciones locales, que en el Chocó están revestidas de una importancia histórica.
 
Finalmente, cabe hacer mención al posible reencauche político de quienes hoy en día están siendo investigados por sus posibles alianzas con actores de la ilegalidad y por comportamientos corruptos.
 
La estrategia que están usando es brindar apoyos políticos a candidatos que gozan de aprecio en la comunidad y que por sus trayectorias y hojas de vida tienen prestigio público. Como se dijo antes, estas elecciones son una oportunidad para que los chocoanos castiguen políticamente a quienes los han llevado a la crisis actual.
 
Por lo anterior es fundamental que aquellos candidatos (a ellos se hará mención en una próxima oportunidad) que están recibiendo dichos apoyos le aclaren a la comunidad cuál es el alcance de los mismos.
 
Definitivamente el Chocó no puede seguir siendo gobernado por los mismos en otros cuerpos. Definitivamente no. Las amenazas son muchas, pero ya están siendo alertados y como se dice en el refrán: «Soldado advertido, no muere en guerra».
 
Para enfrentar estos peligros es necesaria la acción conjunta de autoridades y ciudadanía, donde el trabajo principal consiste en estar atentos a las irregularidades, denunciar y propender por unas elecciones transparentes y sin injerencias indebidas. Ya es hora para el Chocó.

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