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Reproducimos el artículo de denuncia firmado por el director del periódico, Alfonso Luna Geller, y se ofrece publicar aquí mismo la respuesta de la alcaldía del municipio.

¡Paren esto, por favor!
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Por Alfonso J. Luna Geller, director del periódico Proclama del Cauca
«Menos mal que ganó Grijalba, porque si no, este pueblo habría sido destrozado por el vandalismo», fueron expresiones de algunos ciudadanos que apreciaban casi aterrorizados la locura alcohólica y motorizada, seguramente adobada con otras sustancias alucinantes, con que muchos celebraron el triunfo. 
Inclusive, ese domingo 30 de octubre (2011), varios motociclistas, a altas horas de la noche, se estacionaron frente a las oficinas de Proclama del Cauca para espetar insultos contra de este medio de comunicación, y distribuir caricaturas en las que se trataba al director de «perro sarnoso», por lo cual tuvimos que pedir protección policial temiendo una agresión física, como consecuencia de la disparatada fiesta.
Creíamos, ingenuamente, que posesionado el nuevo equipo de gobierno ya se había asimilado con responsabilidad social la asunción al tan perseguido poder local y al ejercicio de la función administrativa. Pero no.
Hoy parece que las amenazas contra los periodistas de Proclama del Cauca se convirtieron en institucionales, pues en la madrugada del domingo 29 de enero de 2012, el gerente de este medio de comunicación, David Luna, recibió mensajes de amenaza contra su vida, transmitidos a través de un ‘BlackBerry’, presuntamente de propiedad de uno de los nuevos funcionarios de la Alcaldía Municipal de Santander de Quilichao.
En estas circunstancias, lo mínimo que exigimos es un pronunciamiento público del alcalde, ingeniero Eduardo Grijalba, porque desde su campaña electoral habíamos venido recibiendo amenazas e indebidas presiones por nuestra labor periodística, y él lo sabía.
Ahora, al publicar la noticia según la cual el mandatario local fue denunciado ante la Procuraduría por incumplimiento, en su primer acto de gobierno, de normas legales que lo obligan a no discriminar a la mujer, y que por eso, igualmente le interpusieron una tutela para forzarlo a cumplir la Ley, se presume una intención institucional, pues el dueño del ‘BlackBerry’ es un funcionario de Planeación Municipal, quien a las tres de la mañana, quién sabe desde qué cantina, nuevamente nos amenaza como si fuera una consigna de su administración.
El peligro es que tanta intimidación, reiteradamente proferida y denunciada, podría cumplirse en cualquier momento, como ya ha ocurrido en muchas partes; por eso, con suficiente antelación y con el ánimo de prevenir una desgracia, estamos solicitando la debida protección oficial y las investigaciones correspondientes por parte de las autoridades competentes, antes de que llegue la noche y quienes están en la obligación de garantizarnos la vida, la integridad, la libre locomoción y la libertad de empresa, entre otros derechos, madruguen a lavarse las manos en una radiante mañana porque en Santander de Quilichao se eliminó el derecho a la información y así, tranquilamente, ya podría ejercerse un gobierno sin críticas, sin vigilancia cívica, anulando la libre expresión que asiste a todos los ciudadanos. 
Sospechas que habíamos advertido antes y que poco a poco se van haciendo evidentes. Por favor, ¡paren esto!, para poder ejercer nuestra profesión sin el miedo y el terror que creen que nos imponen. ¡Vivamos en paz, respetando las diferencias y la pluralidad de criterios y opiniones, como en una sociedad civilizada!

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