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Debate argumentado al paro como primer cartucho estudiantil.  
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Por Natalia Ocoró Grajales, estudiante de Estudios Políticos y Resolución de Conflictos de la Universidad del Valle
Consideramos que la pasada asamblea estudiantil en UniValle, del viernes 11 de octubre de 2013, de manera arbitraria tomó decisiones en las que muchos estudiantes no nos sentimos recogidos y de manera autoritaria, la democracia invitó a invisibilizar y negar posiciones diferentes. 
La manera de tramitar el disenso de nuevo fue someter a esta minoría a la «votación»… En la Universidad del Valle hay actualmente más de 25.000 estudiantes,  y estaban reunidos menos de 90 en asamblea (minoritaria). 
En esta, ciertos grupos organizados y de manera discursiva, impusieron las agendas que la MANE desde Bogotá ya tenía decididas en la agenda nacional, con lo cual consideramos se vulnera la autonomía de cada universidad en auto determinar sus dinámicas, pues no todas ni todos nos sentimos representados en lo planteado por la MANE… 
Y, aclaramos, que en algún momento cercano al 2011 fuimos parte de la mesa «amplia nacional estudiantil», donde cada vez su participación fue menos amplia.
 
En este sentido, y a raíz de otras reflexiones, un grupo de estudiantes hemos decidido no cesar y/o comprometer nuestras actividades académicas dentro de los salones, pues  más allá de solo pensar en intereses personales como algunos los llaman, consideramos que los problemas de la educación son de tal profundidad que una «propuesta de ley» anclada en «lo jurídico» no va a cambiar las realidades formativas y políticas de este país.
Además, si le apostamos a otras formas de «hacer la política» y el día viernes en asamblea se actuó de la misma manera arbitraria como actúa, y bien lo saben hacer, el Estado y el gobierno colombiano, se incurrió en una incongruencia.
No estamos a favor del rector de la universidad y de su «plan de salvamento», si es que realmente existe. De hecho, al igual que la asamblea lo rechazamos. Estamos molestos con los vicios de forma que finalmente determinan el fondo, fondo que se ve en los resultados de la declaración de la asamblea, cuando aparece una redacción que jamás se acordó en la misma.
 
No cesaremos actividades académicas porque consideramos que no es la MANE la que impone una agenda al movimiento estudiantil. Agradecemos sus avances, pero el movimiento estudiantil es mucho más amplio y sus «sueños» también… Y aún más amplias son sus posiciones y diversidades… 
Los momentos políticos «correctos» del movimiento los determina el mismo movimiento (que no lo encarna exclusivamente la MANE), sus dinámicas, convicciones y por supuesto nuestros centros universitarios. 
Consideramos, y podemos equivocarnos como politólogos, pero sobre todo como seres humanos que hoy, en este momento político, no se logrará nada teniendo en cuenta los tiempos políticos pre-electorales que vive el país y la crisis de legitimidad que sí tiene la MANE y que no se puede tapar más. 
Es válido que cada persona en el movimiento estudiantil tenga una afinidad política, pero no le apostamos a un movimiento estudiantil partidista que reproduzca, de ahí, todos esos vicios de la democracia en sentido electoral y partidista.
Además, no queremos estar en otro semestre en el que «sin ser necesario» estemos en clase hasta el 23 de diciembre y luego volver el 4 de enero a seguir en actividades académicas, como ya lo vivimos (y no nos arrepentimos) en el 2011.
 
Aclaramos también que aunque no cesaremos actividades académicas, esto no implica que nos opongamos a ellas ni que no participaremos, pues como lo hemos venido haciendo desde el 2011 nos movilizaremos por el simple hecho de «ser estudiantes» y dolernos lo que sucede con la educación pública y en especial con nuestra Universidad del Valle.
 
Por otro lado, debemos dejar de ser tan ingenuos y creer sinceramente que a la llamada «sociedad colombiana» le interesa la educación superior o las instituciones universitarias (si no se preocupan por la salud que los afecta de manera directa…). 
Eso lleva a considerar que si la universidad pública entra en cese de actividades nadie, aparte de los que asistimos a esos espacios se van a ver afectados, es decir, todo Cali y el resto de las ciudades quedarán «igual» porque a una sociedad que aprendió a ser apática no le queda más que señalar al movimiento de vándalo, entre otros estigmas, que tampoco compartimos…
 
Consideramos que los movimientos sociales tienen mecanismos de presión, entre los cuales EL PARO es una estrategia más, y entrar directamente en paro es gastar el único tiro medianamente certero que se tiene.
Adicionalmente,  entrar en paro con el nivel de desinformación de la comunidad estudiantil y la sociedad en general es ganarse una estigmatización de vagos y demás (aunque los estigmas no es en sí lo que nos preocupa), lo que significa un desgaste innecesario de todos buscando luego ganar favorabilidad con la «opinión pública», a la que tanto le temen. 
Nuestra oposición no es contra el gobierno de Santos como estamos cansados de escucharlo en muchos discursos. Santos es un títere de un modelo político, económico y social que impone el orden mundial. 
Se supone que estamos en el estado social de derechos y deberíamos de dejar de darle el protagonismo a una figura presidencial, como bien lo hacen los medios de comunicación y ocuparnos de otros entes de poder público…
 
Ahora, observando otras coyunturas en las cuales se ha pedido «dinero» (tantos billones), el movimiento estudiantil va quedado. Ya le dieron algo al Catatumbo, a los cafeteros y al agro. ¿De dónde van a sacar dinero para darles lo que piden las universidades? 
Y, ¿cuánto le va a costar al movimiento estudiantil lograr que le den dinero, cuando ni siquiera  los campesinos que tenían sitiadas a las grandes ciudades y paralizado el país, han recibido una respuesta concreta?
 
Con Colombia en el Mundial y aproximándose campañas electorales lo que van a lograr son promesas, promesas de candidatos, mermelada política y volverá a pasar lo del 2011 y pesimistamente, seguiremos igual, o peor…

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