Elogio del periodismo valiente, desde El Pregonero del Darién, de Urabá
Dedicado a los hombres y mujeres, quienes día a día luchan contra la adversidad para informar a nuestra sociedad. Por Wilmar Jaramillo Velásquez, columnista EL PREGONERO DEL DARIÉN
A todos a quienes la intolerancia de unos pocos, les hace su profesión más difícil, más no imposible. A Fernando Garavito, el que murió en el exilio.
En tiempos memorables y aún coloniales, a don Manuel del Socorro Rodríguez y a don Antonio Nariño, junto a otros libres pensadores, independentistas por demás, se les ocurrió la brillante y quijotesca idea que en la Nueva Granada se podía hacer, no solamente periodismo, sino empresas periodísticas.
Eran tiempos de gran beligerancia y agitación patriótica, de inestabilidad política y social. Así se echaron las bases que hoy cimientan nuestro periodismo moderno, firme, sólido, base fundamental de nuestra frágil democracia.
Nadie por aquellas lejanas calendas pudo siquiera imaginar de los grandes avances y progresos que lograría esta bella profesión y de los intereses y los riesgos que la enmarcarían.
El sacrificio de hombres como don Guillermo Cano, de Jorge Enrique Pulido, de Diana Turbay Quintero, de Orlando Sierra, de Jaime Garzón, como para citar solamente unos cuantos de los mártires representativos y olvidando a ese grupo de valientes y desconocidos de la provincia, quienes ejercen su profesión en el mayor desamparo y mueren en el olvido y el abandono, ya que no pertenecen a las elites del poder o simplemente no laboraban para vistosos y prestigiosos medios de comunicación.
En este mes, cuando se celebra el día clásico de los periodistas, el nueve de febrero, queremos recordar al escritor, periodista y académico, Fernando Garavito, a quien el régimen anterior envió al exilio, donde murió luego de haber sido prácticamente asesinado moral y laboralmente.
Hoy, en los tiempos de Wikileaks, donde el imperio más represivo y poderoso del mundo ha sido puesto a tambalear por el poder de los medios de comunicación, cuando la milenaria ciudad de Egipto arde en medio de las golpizas a los corresponsales del mundo, como lo muestra la televisión, cuando en Túnez, acabamos de ver imágenes similares, cuando en las guerras de Irak y Afganistán, los periodistas han pagado un alta cuota de sangre; cuando en Colombia los coletazos del anterior mandato, estrechan el cerco contra Daniel Coronell, cuando, la periodista Claudia López, ha sido expulsada del periódico más poderoso y retardatario de Colombia y es acosada en los tribunales, nada más y nada menos que por un ex presidente de la república, por decir lo que ya habían dicho públicamente las autoridades norteamericanas, es decir sus vínculos con el narcotráfico, razones por las cuales hasta la visa le fue retirada. Uno se pregunta, entonces, ¿cuál celebración, dónde está la fiesta?
A EL PREGONERO DEL DARÉN, hay quienes lo quieren ver cerrado, lo asfixian económicamente desde lo público y lo privado, pero por fortuna para nuestros lectores, son más quienes lo prefieren en circulación, así sea pisando callos, levantando ampollas.
Por eso, este mes, fecha memorable para el periodismo, compartimos con ustedes lectores, la edición número 82, que no son más que 82 batallas, todas desiguales, pero las que hemos ganado en su totalidad; le hemos ganado a la indiferencia, a la intolerancia, a los ricos pobres, dueños del poder efímero, que hoy se posan arrogantes y soberbios, en cómodos sillones oficiales y mañana serán ciudadanos de a pie.
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