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El estudio del manual que acompaña a los dispositivos electrónicos es insuficiente para aprender a usarlos.
Lo mismo sucede con la bicicleta y otros aparatos. Las clases convencionales tampoco ayudan mucho, que digamos.
Cacharriar -es decir operar, ensayar y manipular- parecen, por el contrario, formas màs efectivas de adquirir esas destrezas.
Por otro lado, como señala Albert Calvet en un sugestivo artìculo, las Tecnologías de la Información y la Comunicación han transformado por completo el panorama educativo.
Las cosas se complican aún más cuando se trata de analizar ya no el aprendizaje del uso de instrumentos tecnológicos sino el impacto de las tecnologías EN la educación.
Y todavía más si se piensa en términos sociales. Aprender-hacer (gracias a las TIC pero no sólo por eso), tienden a fundirse -en muchos casos-, en una única una acción inseparable. Pero ¿Cómo lograr que una empresa aprenda mediante las herramientas tecnológicas?
Estos temas aunque actuales y con abundantes tesis, merecen un cuidadoso exámen. A algunos de ellos se dedicará el evento que bajo el tìtulo «El conocimiento como materia prima del nuevo paradigma», se realiza esta semana en la Universidad Pontifica Bolivariana de Montería. Ya comentaré aquí los resultados de éste ejercicio.

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