Los fracasos del sistema único

La reciente caída corrobora la
sospecha de que algo corroe al sistema por dentro. No de otra manera se
explican tantas fallas seguidas, el deterioro, la pérdida de confianza y el
despilfarro de recursos cuantiosos.

Antes de este último fracaso
(último por ahora, pues vendrán más. Seguro), se anunció el éxito de la solución
definitiva, que en adelante todo marcharía a la perfección sin motivo de queja lo
que avivaría la alegría de propios y la envidia de extraños.

La estantería empieza a caer

Hubo, en efecto, 3 maravillosos
días en los que funcionó como un relojito suizo, costoso pero bien excepto,
claro, en algunos lugares no aptos para las innovaciones tecnológicas, como
Chachagüi, Paujil o la Tebaida (que no podía faltar). No obstante allí sólo se
presentaron mínimos inconvenientes, una caída abrupta de la electricidad, el
rechazo de una licencia, la inconsistencia de una multa.

Lamentablemente la envidia, que
todo lo puede, pronto acabó con esa situación ideal. El Registro Único Nacional
de Tránsito, más conocido como RUNT, falló. Por culpa, es obvio de los otros
«actores» al cuarto día se empezó a caer la estantería: las extensas filas, los
aplazamientos, las quejas de la gente indignada, la frívola alharaca de los
medios.

El final de la solución

El sistema, una vez más había
fallado. Como cuando la Pila
¿recuerdan? o los exámenes de estado, los registros de seguridad privada, las
incautaciones de bienes a narcotraficantes, la inscripción en el servicio
civil, los Ecaes y tantos otros
casos en los que, la proclamada solución
final resultó siendo el final de esa solución.

Como la inculpación a otros no
resolvía nada y, en cambio, exasperó al público; los voceros del Runt optaron
por señalar «las dificultades de conectividad en la integración de la
información para garantizar el servicio…» lo cual, en otras palabras significa
que el sistema falló debido a que ¡¡ hubo fallas en el sistema ¡!

La norma que creó el Runt lleva
8 años de expedida y 4 de ratificada. En mayo de este año el ministerio del
ramo expidió un decreto que obliga a los propietarios de vehículos a inscribirse
oportunamente en el sistema so pena de multa. En octubre se anunció, con bombos
y platillos, que todo estaba listo. El 3 de noviembre la gente, incauta, se
acercó a adelantar sus trámites y el 6 en la tarde se verificó el desastre.

Antes del automóvil

Al día siguiente el ministerio
resolvió, en un acto de graciosa concesión, abrir los canales para que los
«otros actores» que no se habían podido inscribir en el Runt lo hicieran. Y el
13 de noviembre expidió ese formidable ejemplar de legislación tecnológica en
el que anuncia que, hasta nueva orden, los trámites de tránsito se
harán…manualmente. Como en la época de los carruajes, antes del automóvil

El ministerio define como
objetivo del Runt aportar al Estado «la información necesaria para el control y
la planificación de la industria del transporte así como para la adopción de
políticas públicas en materia de transporte y tránsito«.

Jamás se les ocurre pensar en
los destinatarios finales, la gente que, con o sin vehículo propio, necesita
moverse, los portadores de las licencias de conducción (casi una quinta parte
de la población), los usuarios de las vías y del transporte público masivo
quienes, finalmente, pagamos todo incluidos los carros, el combustible, los
peajes, los salarios de los burócratas y los costos de sistemas que no sirven
siquiera para que el Estado controle esa fuente de cuantiosos recursos.

Por eso falla el sistema. Por
que sólo piensa en favorecer los mismos privilegios de siempre y tiene en
cuenta a los ciudadanos únicamente para agobiarlos.

Avanzan los preparativos de la
Semana de Networking Bogotá 2009 que organiza la Alcaldía Mayor de Bogotá. Con
esta actividad se busca, justamente, ampliar la reflexión colectiva acerca de
la importancia de las TIC en la gestión pública…al servicio de la ciudadanía.

Mayor información en:

http://networking-tic.ning.com/group/isemanadistritaldenetworkingbogot