La expansión de la China (nos referimos al legendario país que avistara por siempre Don Marco Polo para el resto del mundo), es irrefrenable. Sus mercaderías inundan las calles del mundo, pese a su calidad menos que mediana, sus agentes se mueven por los pasillos y despachos más recónditos vendiendo de todo a precios inimaginables.
Antes y despues del viaje abrileño del presidente Uribe y su numerosa comitiva (la mayor parte de cuyos integrantes, justo es reconocerlo, cubrió los gastos de su bolsillo), varias delegaciones de empresas de telecomunicaciones han aceptado invitaciones del gobierno chino para conocer la Muralla y almorzar pato a la laca.
Los resultados están a la vista: la ETB acaba de adjudicarle a Huawei, fabricante china de equipos de telecomunicaciones, la red metro para el transporte de convergencia, aparte de que en los últimos seis meses le ha comprado equipos por cerca de un millón de dólares.
Telecom también compró a Hawei equipos para su red inteligente y la compra de la red de banda ancha para Cali suscitó un culioso debate entre ZTE (tambien proveedor chino de tecnología) y la mencionada Huawei. No hay por qué dudar de la calidad de esas ofertas. Por algo han ganado.
Pero ¿Qué puede decirse de los directivos de esas empresas que han aceptado invitaciones del Gobierno chino? Hace un par de años la gerente de la empresa pererirana de telecomunicaciones fue despedida por un viaje a Alemania (por los días en que su colega de EPM salió por la compra de una vajilla), patrocinado por un proveedor.
Una cosa es aceptar una invitación de un gobierno y otra hacer negocios con una empresa de ese país: es casi claro. Pero, tratándose de un país donde las empresas son propiedad estatal el tema se obscurece.
Glacias a esa genelosidad le la China, funcionarios de las dos últimas administraciones de ETB (incluidos los presidentes pasado y actual), involucrados en las decisiones han viajado. Tambien empleados que «nada que ver en el asunto» (pero que merecían un estímulo, de acuerdo con el querer de sus jefes) y hasta asesores externos.
China figura entre los cinco países en los que se lanzará el computador portátil de cien dólares que anunció en días pasados el Media Lab del MIT a través de Nicholas Negroponte. Al mismo tiempo suscribió un contrato con Chavez para producir PC-bolivarianos-compañero a U$360. Por un lado, un pobre país pobre cuyos estudiantes merecen la ayuda del MIT y, por el otro, un exportador de tecnología.
Mientras aquí, los ejecutivos de las empresas de telecomunicaciones hacen gárgaras con la palabra «transparencia», no dudan en aceptar viajes que podrían constituir (fijense que no afirmo), lo que las tías llamarían «una indelicadeza impropia de las chinas decentes, ¡caramba!»
El debate de los blogs
Que son largos, cortos, groseros, difamatorios, irresponsables, basura, cantera de innovación, elucubraciones de pseudo-intelectuales (con «p», al comienzo, parece más Pseudo y más Intelectual), síntesis brillantes…eso y mucho más se está diciendo de la proliferación de blogs que (parece) está inundando el mundo (y, de paso, al país).
Si nos atenemos al sentido original, un blog (como un diario íntimo, una libreta de apuntes, una bitácora, etc.), no tiene que parecerse a otro ni seguir determinadas normas para serlo: en su diferencia está su similitud. Distinto, por ejemplo, a la agenda de un grupo de trabajo, al informe de labores o al cuaderno colegial con titulo centrado y en rojo, márgenes subrayadas, punto aparte y renglón de por medio y «m» antes de «p» o «b».
Este, el actual, el que usted lee ahora, se llama blog pero podría no serlo pues todavía va muy tieso, formalito y Pseudo (dirán los detractores). Pero ya nos iremos soltando (espero). Por lo pronto lo estoy disfrutando…no sé si ustedes. Me gustaría saberlo.
——–
Comentarios