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Es una buena noticia que en 15 localidades de Bogotá el Distrito haya comenzado a instalar diez mil contenedores de basura, como una herramienta para combatir el problema de la acumulación excesiva de desechos en la ciudad y organizar su disposición final.

Poner en práctica esta medida o cualquier otra en una ciudad no se circunscribe a la mera instalación de los elementos, sino que debe ir acompañada de una serie de estrategias, teniendo en cuenta que los usuarios van a ser los ciudadanos.

En el caso de los contenedores, por ejemplo, su instalación comenzó desde octubre pasado y en diciembre los medios ya reportaban mal uso y daños en algunos de ellos.

A pesar de lo básico u obvio que pueda parecer el uso de estos contenedores, siempre es necesario comenzar con un proceso de pedagogía ciudadana frente a su modo de funcionamiento.

Los contenedores distribuidos por la ciudad son de dos clases, uno para depositar residuos ordinarios y otro para material aprovechable seco, como cartón, metal, plástico y vidrio. Sin embargo, en los hogares colombianos no está el hábito de separar los residuos, ya que todo se deposita en la misma bolsa, por lo tanto, el proceso debe comenzar por explicarles a los ciudadanos cómo separar en sus casas los residuos, por qué es importante hacerlo y dónde disponerlos.

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Si en los hogares colombianos existiera el hábito de separar los residuos, la cantidad de desechos que irían a los rellenos sanitarios sería mucho menor, se evitaría su saturación y se ampliaría la vida útil de estos, ya que no todo es basura.

El Departamento Nacional de Planeación (DNP) estima que la generación de desechos en Colombia crecerá un 20% en los próximos 10 años. Según esa entidad, actualmente se producen 11,6 millones de toneladas de basura al año en el país y solo se recicla el 17 %, una tasa muy baja de aprovechamiento.

Una de las excusas que tienen en muchos hogares para no reciclar es que no saben dónde disponer el cartón, el plástico o el vidrio que han separado, o que los sitios donde reciben productos reciclados quedan lejos de sus casas, o, incluso, porque solo esperan una retribución económica a cambio.

Los contenedores en los barrios les facilitan a las familias hacer la separación de residuos ordinarios y residuos aprovechables, al tiempo que contribuyen al medio ambiente, porque a los residuos que se pueden reciclar se les da un nuevo uso y no tienen como destino final un relleno sanitario donde pasan cientos de años para descomponerse. Así mismo, esta actitud sostenible contribuye a la economía de más de 300 mil familias que en Colombia viven del reciclaje.

De los 11,6 millones de toneladas de residuos que Colombia genera al año, solo se aprovecha un 17 %, Esto sucede por seguir considerando como basura lo que en realidad son recursos mal manejados. Se está enterrando la plata, literalmente.

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