Hace dos años, renuncié a mi trabajo, vendí lo poco que tenía y dejé a mi familia y a mis amigos atrás. No estaba huyendo de la violencia, de la pobreza o de la corrupción. Decidí irme porque estaba enfermo de la rutina: de ver cómo se pasaba mi juventud en un trancón, de cómo llegaba cada mañana a una oficina para salir solamente cuando se hacía de noche, y de repetir esto durante todos los días de mi vida.
Siempre dije que el mundo era muy grande como para vivir en un mismo lugar, pero demoré algunos años para armarme de valor y escoger un lugar para comenzar. Claro, no es fácil. ¿Con qué excusa les decimos a nuestros seres queridos que no queremos estar cerca de ellos y que necesitamos del tiempo y la distancia para crecer, para soñar más alto y aprender de otros caminos lejos de todo lo que nos rodea y todo lo que a la vez nos amarra? La verdad es que no hay palabras. Lo único que podemos hacer es fingir que no pasa nada o tomar una decisión.
Con siete millones de personas pasando hojas de vida era imposible no juzgarme a mí mismo por querer renunciar a un empleo. Así me la pasé un par de años: aguantándome las ganas y soñando con que un día no sería tan grave arriesgarme a dejarlo todo por ir a vivir una experiencia diferente, hablar otro idioma y convivir con otra cultura. El día que finalmente renuncié a mí trabajo lo hice porque llegué a la conclusión de que mi juventud y lo que tenía para ofrecer como profesional era mucho más valioso que mi remuneración mensual.
Entonces, decidí hacer algo que solo mis sueños podrían pagar, lo que siempre había querido hacer y de lo que siempre me había cohibido por prejuicios y realidades ajenas. Me fui a viajar, a aventurar, a vivir y a aprender en otros lugares. No me fui porque odiara a mi país o porque creyera que no existe futuro en Colombia. Me fui porque tenía ganas de ver el mundo con otros ojos y de experimentar lo que por estar aferrados a una cárcel de apegos y cosas acabamos descartando.
Vivir en el exterior no es fácil y mucho menos lo es dejarlo todo por un impulso de apostarle a lo que siempre hemos querido hacer. Sin embargo, arriesgarse a hacerlo es poner a prueba cuánto estamos dispuestos a dar y recibir por lo que soñamos.
Después de dos años trabajando en Río de Janeiro, Brasil, habiéndome acoplado a un sistema y a una sociedad diferente, me doy por satisfecho y estoy preparado para comenzar de nuevo. Ahora, decidí aventurarme en otro continente. Cada vez tengo menos pertenencias materiales, pero me siento mucho más afortunado como persona al llevar más sellos en el pasaporte. Nada ni nadie va a poder comprar lo que está costeando mi juventud y mis deseos.
Por Andrés Gutiérrez
Estambul, Turquía. Marzo 2016
Instagram: @AndresGutierez
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Qué envidia.!!!!! Delicioso !!!!!!!
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Tengo una casa mas sencilla que la de mis hermanos y un auto bueno pero modesto pero mis hijos y mi esposa son hermosos y triunfadores he viajado por europa , América de sur, y hace poco estuve en hong kong todo balanceado el dinero y la apariencia no lo es todo
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Es fácil decirlo pero Desafortunadamente el que no tenga dinero y no poco para empezar lamentablemente en casa de debe quedar.
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Buena suerte.
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Andrés Gutiérrez ,esa es la decisión más acertada, actuar sin miedo, dejar volar la imaginación y desde luego no olvidarse de la familia….eso es vivir la juventud y disfrutar la viva.
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Lo único que cersena nuestros sueños es nuestro propio miedo. La vida es corta y una sola, gozarla intensamente es la verdadera opcion.
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Le apuesto que esa familia que tentó se ufana de haber abandonado, le manda plática para vivir y viajar.
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Comparto sus sue;os, afortunadamente tengo un buen trabajoy puedo sacr mi tiempo para viajar, he vivido en varios paises y los conozco a fondo, ahora desde donde vivo tengo facilidad de viajar a paises vecinos y realizer mis sue;os. felicitacione y adelante.
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Estoy de acuerdo en que tener más sellos en el pasaporte me hace más feliz que tener cosas materiales.
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yo no me he ido, pero tengo una familia que no consigo en ningún otro lugar del planeta.
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que le vaya muy bien.
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Excelente decisión. !!!!! Hoy, pasados unos 14 años me arrepiento de no haber tomado la decisión de irme a Australia o Italia a estudiar, conocer, aprender, viajar, a vivir!!!!
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Estoy deacuerdo, no se cual será el.impulso que me falta para asalariados de esta monotonía e irme, espero que sea muy pronto, al igual que el escritor realizar mi sueño. Por lo pronto gracias porque estas letras me dan más animos de realizar también una travesía por el mundo.
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Cuando uno lee estas líneas dan ganas de llorar. Los límites se los pone uno y los ejecuta con sus seres queridos que es lo que al final vale la pena. Yo me fui a estudiar y a conocer el mundo, Europa, Asia, América de norte a sur y llegue a la conclusión que este es uno de los únicos países que está por hacerse y que al final le brindará a uno todo lo que necesita.
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Respetable hacerlo, y no lo cuestiono en absoluto. Yo personalmente no lo haria. porque primero me gusta mi trabajo y segundo haciendolo me acerco mas a poder conocer esos sitios.
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Excelente sentimiento compartido, yo he deshechado buenas oportunidades por aventurar y nada en la vida compra esas experiencias. Felicidades.
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Y que?como es la experiencia?
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