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Si señores tal como se promete en sus discos y en el material visual, la rumba de los Killswitch no podía ser diferente, idénticos sonidos puestos en escena, descargas de energía, vibraciones subiendo la temperatura, baile y diversión.

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Dando vueltas queda la cabeza pensando en lo que se ha visto en este año en cuanto a géneros actuales del rock, más cuando la calidad sonora viene en ascenso, y el interés por traer agrupaciones de primer nivel igual. La elección en el balance no será fácil, ahora mucho menos cuando se debe apuntar en el listado a Killswitch Engage. Con todos los pergaminos, antecedentes, y bajo la estela del poder a campo abierto, además de la aplazada gira por este continente hace unas semanas, llegaba a Bogotá una banda acusada de remover cualquier rastro de paciencia.

Caliente el ánimo por las bandas nacionales que sonaron un poco mejor de lo acostumbrado y Descomunal (Ecuador) que demostró una vez más su calidad en vivo. Sobre las 9:26 minutos de la noche se subió a la tarima rompiendo la cristalería de un solo tajo, Howard, Adam, Joel, Mike y Justin, cinco hijos nacidos musicalmente en tierra Americana, juntos cumplían con honores la última cita por tierras del sur. Evocando al Dios de la energía, inundaron de ella, las gargantas sedientas de los asistentes que casi coparon todo el teatro, ellos, de una se subieron sobre la voz portentosa, fresca, profunda, limpia, de el «negro loco» como osadamente llamo el payaso guitarrero (en buen sentido) Adam, al vocalista en un extracto del concierto. Compartiendo canciones, la voz se hizo una sola, un coro ascendente, descendente, que a veces erizaba la piel; a un costado la danza del choque no se hizo esperar, la alegría empezaba a incrustarse en los cuerpos de todos. Clavados los ojos en el ensamble de guitarras y el punch cruel e incisivo del batería, My Last Seranade, abría la puerta, a un vecindario central de la ciudad que veía noticias en el fondo de sus cobijas, mientras en una de sus casonas se anunciaba una fiesta prodigiosa.

 

                        

 

Del cuello moreno de Jones las venas no brotaban, al hurgar por variantes crudas de líricas exigentes, tampoco los movimientos constantes de un lado a otro de la tarima, intentando vencer la velocidad de la luz, hacía interrumpir el roce de la pick con las cuerdas en la guitarra de Adam, contacto perfecto, sincronía de Joel, como siameses sonoros, punteaban o ritmaban fielmente, acompañados de Mike, bajo de color rojo, estremecedor grueso de oscilaciones. Atrás el viejo zorro de cabeza diáfana no se veía pero estoy seguro que hasta el último rincón del Metropol sus golpes sintieron. Rose Of Sharyn, The End of Heartache, Life to lifeless, fueron algunos de los bocatos más gruñidos, emergiendo, buscando la superficie, se tomo aire con The Arms fo Sorrow. Bañados en traspiración los movimientos sin destino tenían cortas pausas, sin invitación previa al festejo alguna se dejaron llevar hasta la pista, era inevitable la seducción del rock de los Kill, el piso descansaba por milésimas de segundo al despegue de miles de pies balseando en el aire, petición de la banda. Gestos, sombrero de orejas, bufanda tricolor, piel teñida, pase de micrófono, correrías, todo era celebración, con el dueño de casa feliz, no había tiempo para pensar en el final. Sin embargo tenía que llegar, luego de abandonar sus instrumentos, bajo gritos de más, retorna la orquesta, regalan Holy Diver, claro el tributo de los discípulos al maestro Dio, quien más que su alumno Jones, superando la formula vocalmente en estilos viscerales, directos, propios del acelerado ritmo de vida. Al aire picks, agradecimientos, baquetas y la típica promesa de volver, aun tambaleantes los cuerpos intentan anclarse, en el país de danzas tropicales, la porción ajena a ellos vive su propia rumba, señalada en ocasiones como nociva, testigos pueden asegurar una versión certera, la mía permanece teñida de felicidad.

Alguien puede negar tamaña celebración después de ver esto:

 

                      

 

                       

 

Los siguientes por favor…..

Continuando con Rockviembre , el turno será para El Gothic Metal Fest que presentara a Moonspell (ya habían visitado Colombia) y Tiamat, dos bandas con gran trayectoria en estilos, como el Doom, Black Metal y el Ghotic siendo este último el de más influencia. Ambas estrenaron trabajos el año pasado, los portugueses Night Eternal y los suecos Amanethes, dos discos bastante buenos. En el portal de Rockombia encuentran una entrevista realizada a Fernando Ribeiro, vocalista y líder de Moonspell. Mañana estarán en un solo escenario, nuevamente las paredes del Metropol recibirán como propios los sonidos del rock, en un show lleno de atmosferas góticas y una puesta visual en escena interesante, el concierto inicia después de las ocho de la noche aproximadamente, boletería e información aquí.

 

         

 

 

Metallica anuncia su tour por nuestro continente, y obviamente por Colombia en su pagina oficial ya estan la fechas, pueden verlas aquí , hace tan solo  unos minutos, las colgaron, pronto más información. 

 

 

Permanezcan Rockosos

 

 

 

 

 

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