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«Hacía rato no me sentía orgulloso de ser llanero». Con esas palabras empecé las clases de hace algunas semanas, con mis estudiantes de Unillanos. La impensada rueda de prensa de Alan Jara era la culpable de mi excitación. Confieso que, como el 90% de los colombianos, descubrí al ex gobernador del Meta en su primera declaración como hombre libre, luego de los siete años y siete meses en garras de las Farc.

¿De dónde emana mi orgullo? De una evidencia dolorosa: nuestro querido llano no ha producido nada importante para Colombia como no sea la mítica figura de Guadalupe Salcedo y el ser despensa cárnica y agrícola de Bogotá. ¿Óscar Julián Ruiz? Se la valgo, como diría un presentador de concursos, pero nada más. Muchos argumentarán que el joropo y las expresiones del folclor orinoquense son aportes invaluables a la cultura nacional; cosa que no discuto, pero ¿acaso no ponen lo suyo todas las regiones? A eso se refiere la Constitución Política cuando nos define como una nación pluralista… «El llano es muy lindo» bromea ‘Alerta’, pero, además de lindo ¿qué más es?

Voy a decirlo sin rodeos: es una región regada con sangre, siendo las masacres de Mapiripán y Puerto Alvira la punta de iceberg de tan abominable situación. También es una zona capturada por la cultura traqueta que es hija natural del narcotráfico y el paramilitarismo: daba pena propia y ajena leer la crónica de Alfredo Molano (en El Espectador), describiendo las fiestas de Puerto Gaitán, plagadas de camionetas cuatro puertas y de vidrios polarizados, de las que tanto decimos enorgullecernos. 

Por eso sentí alivio al escuchar al Dr. Jara: al fin oí a alguien de la vida pública local hablar de manera sensata, franca y, sobre todo, sin fiebres guerreristas. Tomé las suaves palabras de Alan como disculpa ante el país por todo el apoyo que le hemos dado los llaneros al proyecto de guerra: no sólo el de Martín Llanos, sino al del actual gobierno. Pero las respuestas del político políglota también deben ser tomadas como pieza de exposición: explicó las fuentes sociales del conflicto que nos agobia y se valió de la ironía -fruto exquisito de la inteligencia- para desbaratar la negativa uribista al Acuerdo Humanitario ¿Si es tan buena la Seguridad Democrática, será que tambalea con un simple intercambio de retenidos? Lucidez, memoria, humor y sindéresis, por no decir valentía y personalidad.

Gracias Alan Jara por reivindicar el oficio del profesor (con nosotros no necesitas llenar formulario de admisión). Gracias por redimir nuestra posición de áulicos impávidos de la violencia y gracias porque en ti al fin vemos un personaje llanero de talla nacional. Ya veo a los grandes partidos pelear por ti, pero tú siempre serás del Llano ¿Si o no?

 

 

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