Qué bueno es encontrarse con ideas de sabios que le tranquilizan a uno el alma, que le hacen ver que hay sentimientos indescriptibles que, de alguna manera, han pasado por otros seres que intentaron describirlos:
Prefacio a las Flores del mal
Charles Baudelaire
Este libro no ha sido escrito para mis mujeres, mis hijas o mis hermanas, las hijas o las hermanas de mi vecino. Dejo esta tarea a los que se muestran interesados en confundir las buenas acciones con el lenguaje bello.
Sé que el amante apasionado del bello estilo se expone al odio de las multitudes; mas ningún respeto humano, ningún falso pudor, ninguna coalición, ningún sufragio universal, podrán obligarme a hablar la jerga incomprensible de este siglo, ni a confundir la tinta con la virtud.
Ilustres poetas, hace tiempo que se repartieron las provincias más florecientes del terreno poético. Me ha complacido, y tanto más cuanto la tarea presentaba crecientes dificultades, extraer la belleza del mal. Este libro, esencialmente inútil y absolutamente inocente, no tiene otro fin que divertirme y estimular mi gusto apasionado por la dificultad.
Algunos han apuntado que estas poesías podrían dañar; no he sentido alegría por ello. Otros, almas buenas, que podían hacer bien; no me he afligido. El temor de unos y la esperanza de otros me resultan extraños y no han servido más que para probarme, una vez más, que este siglo había olvidado todas las nociones clásicas concernientes a la literatura.
Pese a los auxilios que determinados pedantes célebres han aportado a la natural estupidez del hombre, nunca hubiera sospechado que nuestra patria pudiera caminar a tal velocidad por la vía del progreso. Este mundo ha adquirido tal espesor de vulgaridad, que imprime al desprecio por el hombre espiritual la violencia de una pasión. Pero existen felices caparazones en los cuales el veneno no podrá jamás abrirse paso.
En un principio, acaricié la idea de contestar a las numerosas críticas, y explicar al mismo tiempo algunas cuestiones muy simples, totalmente oscurecidas por las modernas luces: ¿Qué es la poesía? ¿Cuál es su objeto? De la distinción del Bien y lo Bello; de la belleza en el Mal; que el ritmo y la rima obedecen en el hombre a imperecedoras necesidades de monotonía, de simetría, de sorpresa; de la adaptación del estilo al asunto; de la vanidad y el peligro de la inspiración, etc., etc.; sin embargo, cometí la imprudencia de leer esta mañana algunos papeles públicos; repentinamente, una lasitud como el peso de veinte atmósferas se abatió sobre mí, y me he visto paralizado ante la espantosa inutilidad de explicar cualquier cosa a quien fuese. Quienes saben, me pueden adivinar, y para los que no quieren o no pueden comprenderme, amontonaría en vano las explicaciones.
C. B.
Tomado de:
Las flores del mal, Charles Baudelaire. Bogotá: Oveja Negra. 1982.
Nunca había visitado este blog, entré por casualidad, que bueno encontrar algo de Charles Baudelaire, gracias a él hoy me gusta la literatura y la poesía; aun recuerdo el día que, también por casualidad, encontré «Las Flores del Mal» en un estante de la biblioteca de la Universidad. Que bueno ver algo así en medio de tanto blog vacío. Volveré por este espacio Catalina.
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Bella Catalina: seguramente el gran Baudelaire, al referirse a ti y al tema que tocas, hubiese dicho: «Catalina, fuerte y orgullosa como el sol, avanza por la calle desierta, único ser viviente que a esa hora camina bajo el inmenso cielo azul, recortando la luz con una mancha restallante y negra».
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Catalina: seguramente el gran Baudelaire, al referirse a ti, hubiese dicho: «Catalina, fuerte y orgullosa como el sol, avanza por la calle desierta, único ser viviente
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