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Corea del Sur es un país muy pequeño en área si se lo compara con Colombia. Tiene menos de cien mil kilómetros cuadrados, es decir, la décima parte de Colombia. Hace cuarenta años, los coreanos eran más pobres que los colombianos, a juzgar por el ingreso per cápita. No tienen recursos naturales, que en Colombia abundan. Además, cruzaron por una guerra en los años cincuenta que les dejó más de tres millones de muertos. Como si fuera poco, Corea has estado rodeada de tres gigantes que en diferentes ocasiones la han invadido. China, Japón y Rusia, en diferentes etapas de la historia, aún en el siglo XX, la han invadido o lo han querido hacer.

Entonces hicieron una apuesta: crear ventajas competitivas a partir de la educación.

La apuesta les salió bien. Lo que los coreanos producen hoy no solamente incluye barcos, acero, químicos, sino automóviles, artículos electrónicos, software, servicios informáticos, es decir, bienes y servicios intensivos en conocimiento. El producto interno bruto de Corea llega a US $ 900 mil millones, de los que exportan más de la tercera parte. El ingreso per cápita anual es de US $ 18 mil, casi seis veces mayor que el nuestro. Los gigantes de al lado y las potencias europeas y de Norte América respetan hoy a Corea por el lugar que ha ganado en las industrias de alta tecnología, intensivas en conocimiento.

Es normal oír hablar en Corea del Sur de «sociedad del conocimiento». De hecho, hay un ministerio con ese nombre.

En la acelerada modernización de Corea, las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) juegan un papel de primera línea.

Sea en la salud, la educación, la justicia, la administración pública y su relación con la ciudadanía, las pequeñas y medianas empresas (y, obvio, las grandes), las TIC son fundamentales. Incluso lo son en la política, ámbito en el que las TIC permiten que la ciudadanía no sea tan dócil a través de la creación de comunidades virtuales que pueden ejercer certeras y efectivas presiones a los poderes públicos.

Un aspecto clave ha sido la alfabetización digital. Campesinos, personas mayores, discapacitados de diferente orden, tienen acceso al aprendizaje del manejo de las herramientas TIC y ponerlas al servicio de sus intereses y necesidades. Así, un empleado en la capital, Seúl, puede adquirir cierto tipo de nueces que compra por internet, producidas por una cooperativa agraria, y que le llegan a su casa al día siguiente. Los señores de la cooperativa, a su vez, han recibido la formación básica en uso de TIC y aprendieron que el e-comercio les permitiría disparar sus ventas.

La investigación en TIC para apoyar a discapacitados ya permite, por ejemplo en el caso de personas con parálisis, tecnologías para dirigir el mouse con los movimientos de la cabeza o con una palanca parecida a las de los joystick.

Los coreanos usan la expresión de «sociedad ubicua», refiriéndose a la posibilidad de comunicarse dónde, cómo y cuándo se quiera. Están muy cerca de lograrlo.

Las claves de los coreanos del sur: perseverancia, pensamiento estratégico, trabajo en equipo.

Por: Rafael Orduz

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