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Puede sonar un poco existencial, pero no es la idea. Cuando me hago esta pregunta, no me refiero a lo que me rodea en el espacio físico, sino al universo digital. Y todo se traduce a un juego básico de palabras: siempre disponible. 
El mundo que veo a diario en este siglo va más allá de la ciudad, de la gente que me rodea, de la lengua, la cultura, de las emociones. Gay Talese, alguna vez dijo: «antes los jóvenes veían el mundo de manera directa y ahora lo ven a través del clic de un computador». Y sí, así es como lo veo todos los días. Desde la pantalla del ordenador, complejidades y simplicidades: noticias, videos, mensajes, correos, fotos, estados de ánimo, rupturas, declaratorias, celebraciones, la mayoría de la gente siempre está disponible y no es que me la pase 24 horas pegada a un computador, han sido los mismos cambios y transformaciones de la época. 
Llevar en el bolsillo del pantalón o del bolso el mundo, en un pequeño aparato que mantiene  actualizada a la mayoría de la gente sobre las cosas más remotas y trascendentales. Es la era digital. Ese es el mundo que conozco. Y de ahí, que los medios de comunicación estén en la obligación de contar lo que pase detrás de las pantallas, atravesar fronteras, acortar las distancias a través de nuevos formatos. 
El periodismo ha sido transformado de par en par. No es el Nuevo Periodismo de Capote, es el periodismo de la inmediatez y actualización constante, donde hasta la experiencia y la relación con los lectores han cambiado. En este punto, no me refiero a la comunicación segundo tras segundo que emana de las comunidades online, me refiero a cuáles son las historias que se están contando y las que están leyendo los usuarios digitales. 
Antes, las crónicas y reportajes se leían en soledad, doblando las hojas de los periódicos, pasando las páginas, hoy se leen y se comparten. «Leerlas en el mundo digital es compartirlas», dice Jean Francois Fogel. Es la plaza pública a la que todo el mundo accede y escoge en dónde dar clic, es el mundo que cada quien decide ver y compartir. Entonces a partir de lo que se publica, de lo que se dice en la Web se crean percepciones, se generan patrones de comportamiento, se eliminan intereses, gustos, se construyen identidades, se persiguen perfiles. Cada clic le dice al mundo quiénes somos, qué nos gusta y qué nos separa del resto. 
Y ¿de dónde viene todo eso?, ¿anulamos nuestra realidad física o hemos desdibujado la línea que separa la realidad de la virtualidad?, ¿cómo construimos el mundo que nos rodea?, ¿cuáles son las percepciones que nos deja el universo digital?, ¿qué nos representa el estar siempre conectados?
Como periodista las percepciones son múltiples. Historias trágicas, dramáticas, escándalos políticos, conflictos armados, delincuencia, crimen organizado, espionaje… y sin embargo la mayoría de esas temáticas se traducen a noticias, largas, cortas, relacionadas… pero solo unos pocos medios de comunicación logran hacer una labor periodística que vaya más allá de «noticia en desarrollo», «con información de…», o aquella inmediatez que en algunas ocasiones resulta trasquilando la veracidad, el periodismo investigativo y de profundidad. Pareciera que de algún modo los géneros interpretativos estuvieran siendo sesgados por el ajetreo de las salas de redacciones que buscan la primicia y el titular sensacionalista. 
Entonces, ¿cuál es el mundo que esos medios les muestran a sus lectores? Es un debate interminable, que no se genera en las aulas de pregrado de Periodismo, estas reflexiones nos las encontramos de frente cuando exploramos y redescubrimos la realidad; y a partir de esas impresiones construimos el mundo que vemos a diario, el que no aparece en las noticias, el que nos encuentra todos los días en la calle. 
Eliana Álvarez Ríos
Directora de contenidos
Colombia Digital

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