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Los que somos usuarios de los recursos y las múltiples opciones que nos brindan las redes sociales, tenemos a diario la posibilidad de conocer las ideas y la concepción del mundo de muchas personas alrededor del mundo en una infinidad de temas. Por fortuna todos los días, gracias a la inmediatez se puede pasar de opiniones políticas, a posiciones ideológicas, temas deportivos, banalidades, egocentrismos, auto-propaganda, información diversa, deliberación y responsabilidad social. 
Es en este punto donde se evidencia la importancia de buscar nuevas herramientas a la hora de hablar de formación ciudadana o ciberciudadanía en el país, ya que las nuevas dinámicas y canales de comunicación son un  terreno que posibilita de alguna manera ejercicios de respeto, defensa de los derechos humanos, sana convivencia, cuidado de la naturaleza, respeto por la opinión, denuncia coherente y con pruebas reales, la  participación en procesos sociales y de responsabilidad.
Debemos tener en cuenta, que en una sociedad como la actual, es difícil definir el concepto y papel de la ciudadanía, ya que lo anterior se ve afectado por factores como la interculturalidad, los intereses comunes y las TIC (tecnologías de la información y la comunicación). A través del uso extensivo e integrado de estas diversas herramientas, códigos, canales de comunicación y redes sociales, se conforma un tipo de ciudadano universal o en términos postmodernos, un ciberciudadano, ya que el ciberespacio no es una parcela ajena a la realidad sociopolítica. 
Hace un par de día se generó «una protesta virtual» por el tema del maltrato animal que ocurre en algunos circos. Como suele pasar, las opiniones, videos, decretos y demás hipervínculos llenaron los timelines de los usuarios de Twitter, muchas de estas informaciones y opiniones justificadas, otras lanzadas al aire porque sí y otras en desacuerdo por el manejo que se le estaba dando al tema. 
Dentro de las opiniones que más me llamaron la atención están estas realizadas por un twittero: O dejar así o hacer algo real. Pero todo en Colombia son ganas de quedar bien hablando (twitteando) al aire. / Lo sostenga ante quien? ante otros que están sentados en casas/trabajos? Que vayan con sus pruebas y denuncien. Que se yo. / Claro sí es para hablar sobre denunciar por twt, cosa que me parece absurda si no se lleva más allá. Estas frases son una referencia a uno de los males típicos del país: hablar mucho-actuar poco. 
Al deliberar durante unos minutos con él, me surgió la pregunta sobre el valor de denunciar a través de este medio y no les niego que retumbó en mi mente el valor de una frase  escrita previamente por mi amable interlocutor: «Yo nada, me da exactamente igual», un lugar común donde están ubicadas muchas personas, seguramente con razones válidas y con argumentos muy reales. 
Inmediatamente lancé una pregunta en Twitter sobre sí valía la pena denunciar o no a través de este medio. Dos respuestas que recibí: Si vale la pena, pero la denuncia no alcanza a tener el valor q se pretende desde un comienzo, o puede ser malinterpretada. Por otra parte otra twittera dijo lo siguiente: Las denuncias en redes han funcionado con cosas personales para algunos con arrastre de opinión /  Para el resto, los fulanos de tal, la vaina parece ser un tanto anodina. 
Queda abierta la discusión sobre los pro y contra de esta nueva forma de denunciar, lo que sí es importante tener en cuenta es que aunque esta modalidad puede ser útil, nuestra sociedad tiene problemas mucho más sustanciales y que deben ser tratados con hechos más concretos, pero sin olvidar que el silencio es una manera de alcahuetear la impunidad que tanto se crítica. Para terminar, los dejó con una frase de Leonardo Boff, que resume la importancia de la ética del cuidado en esta cibergeneración:»El mito del cuidado, sólo él, nos permite resistir al cinismo y a la apatía, dolencias psicológicas de nuestro tiempo».

Imagen tomada de Getty Images.

Álvaro Rodríguez
Asesor regional
Corporación Colombia Digital
alvarorodriguez@colombiadigital.net
www.colombiadigital.net

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