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En el 2011, un ser humano de 30 años promedio utiliza más de dos redes sociales, mantiene activa por lo menos una cuenta de correo electrónico, carga su cámara digital por si alguna ‘colombianada’ y no olvida leer un blog o  periódico digital. Sin embargo, esto no quiere decir que por tener casi 30 años o más, estemos haciendo buen uso de estas herramientas que surgieron para mejorar o amargar existencias, según el tipo de usuario.
Hace poco leía en Twitter que «la mejor relación es la que no se publica en las redes sociales». Esto es absolutamente falso. No hay que confundir peras con manzanas. Sin embargo, es una frase tan valiosa que me hace entender que cada vez estamos haciendo un gran esfuerzo por ventilar lo que hacemos, con quien andamos, como amanecemos y a quiénes odiamos.
La imprudencia y la torpeza virtual nos acompaña; y habla una mujer que ha cometido errores, se ha levantado y ha salido adelante. Sí, es dramático y así quiero que me lean, porque quiero hacerlo entender. ¿Cuántos matrimonios, noviazgos y aventuras no se han acabado por una foto en Facebook? Reflexionemos y seamos conscientes que en ocasiones o somos descaradamente ingenuos,  o definitivamente la dignidad no existe en nuestro vocabulario real. 
Es por esto, que a continuación presento unos tips muy necesarios para vivir una vida virtual tranquila o rescatarla si es necesario.
1. «No te contamines». ¿Existe un escritor o periodista que no te gusta? Lo primero que debes hacer es no agregarlo a Facebook y mucho menos a Twitter, tendrás todo un día para leer sus aburridos, desabridos, clasistas o humillantes comentarios, que te pueden amargar un día soleado. Eso no se hace.
2. «¿Que estás pensando? ¿Qué estás haciendo?». No lo tomes tan literal. Puedes perder tu trabajo, un hermano o un gran amigo. A la gente le interesa nuestra vida, pero se puede vivir sin tantos detalles.
3. «Revisa las ventanas del Messenger». Tengo una amiga que perdió un cliente, porque se quejó de su manera de ‘exigir’ en la ventana que no era. 
4. «Lee, comparte y publica». Datos interesantes, artículos o vídeos que puedan servir a tus colegas, familiares y  a la sociedad en general. 
5. «Es mi cámara, son mis fotos». Sí claro, son tus fotos, pero por favor, haz el ejercicio de analizarlas y medir su impacto en la red. Existen discos duros, CD’s y memorias USB, que pueden albergar aquellas fotos que a tu criterio no sean presentables. Aquellos que no tuvimos Facebook en la universidad somos afortunados, y considero que podemos argumentar ‘amnesia temporal’ de algo que solo quedó en los recuerdos. Pero aquellos que pueden guardar su imagen, están a tiempo.
Y por último, una recomendación a las compañeras, amigas y colegas mujeres: nos encanta escribir cada triste, alegre o efusivo pensamiento, pero a veces no nos podemos controlar. El muro de Facebook no se hizo para dejar el legado o testamento; dejémonos cohibir por Twitter, quien nos limita a 140 caracteres por tweet, lo cual puede ser una gran terapia.
María Luisa Caicedo
Asesora educativa 
Corporación Colombia Digital
@malucaicedo

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