Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

Pasaron de llamarlas “putas” a “prepago”, lo cual no sólo fue una forma de moderar el mensaje, sino de mostrar que el negocio de las putas en Colombia cambió radicalmente; siempre ha sido un mercado enorme en clientes, prestadores y dinero, sino que se modernizó y trasformó profundamente.

Mi curiosidad por el tema comenzó un día que una persona en la calle 72, me dio un papelito que decía algo así como “jóvenes colegialas, 5 servicios por $20.000”, y me quedé pensando, “¿Cuáles serán esos 5 servicios?”, y después de buscar la manera de indagar, comprendí que se refería a Striptease, masaje, sexo oral, vaginal y anal, pero con posibles variaciones según el establecimiento. Esto se sumó a que una líder del sector buscó a líder político con el que yo trabaja en a finales del siglo pasado y me pidió que le ayudará a solucionar problemáticas del sector. Situaciones que me metieron a pensar sobre las dinámicas de este mercado, sus complejidades y la necesidad de política públicas más transparentes y menos hipócritas para un mercado enorme, que podía ser de cerca de 5,7 billones de pesos en 2011 en toda Colombia (dato estimado en esa época para la Alcaldía de Bogotá).

prepagos google trends

¿Por qué es un mercado tan grande? Es simple, aunque recientemente no hemos estimado su valor. Si Colombia tiene 46 millones de personas, donde la mitad son hombres y de esos cerca del 60% son mayores de edad, estamos hablando de cerca de 13 millones de clientes potenciales, de los cuales diversos estudios hablan que cerca del 8% de estos usarían estos servicios, por lo menos una vez al año; es decir que cerca de 1´100.000 hombres, pagan por lo menos $20.000 al año en servicios de prostitución y prepagos (que son cosas diferentes como explicaré después), dejando un mínimo de mercado de cerca de 22 mil millones de pesos. Pero ni ese es el precio promedio, ni lo hacen una sola vez al año, lo que lleva a que considerando que en promedio el servicio se use 5 veces al año, con un gasto medio de $80.000, estamos hablando de un mercado de mínimo $4,4 billones de pesos, sin contar moteles, licor y regalos. El dato exacto no es posible estimarlo, pero este tipo de aproximados dejan ver que es un mercado casi tan grande como el total de venta de ropa masculina en Colombia en un año.

Estas magnitudes, que ni son nuevas ni se detendrán, han causado la consolidación de nuevos servicios como el de las prepagos; con el riesgo de caer en imprecisiones, porque estas entradas al blog son borradores parte de un estudio que se seguirá realizando, he visto que la prostituta o puta, es aquella que ofrece sus servicios vinculada a un prostíbulo o manejador, y esto cambió con la entrada de mujeres que se ofrecen directamente, siendo ellas sus propios manager y definiendo las condiciones de su servicios, y se autodefinen como prepagos, continuando con el lenguaje de los noventa generado por el narcotráfico.

No se confundan, no es mal negocio ni son malas empresarias; solo con las dinámicas de la internet el mercado en Colombia mutó. Hoy son miles de ellas en Twitter, Facebook, Instagram y en páginas especializadas como Mileróticos, dominio que nos ha colaborado mucho en la comprensión del fenómeno, dejando ver que en un mes, puede haber búsquedas de servicios sexuales en Bogotá, por cerca de 1 millón de vistas. Existen prepagos con más de 15 mil seguidores, que continuamente postean fotos muy sensuales con textos realmente llamativos para sus clientes, como “Así se ve mi cola cuando estoy encima tuyo pero dándote la espalda 😉 como para que me agarres a palmaditas”, lo que causa que tengan un fuerte tráfico en sus redes, pero no necesariamente para ser sus clientes sino para usar estas imágenes para motivos masturbatorios, como pudimos validarlo al hablar con una de ellas.

La prepago es increíble para manejar el mercado, porque cobra más de 100.000 por servicio en Bogotá por hora, sin prestar todos los servicios que un hombre buscaría, por ejemplo el del sexo anal (que no todas lo prestan), que es uno de los más solicitados, debido a que los hombres no encuentran fácilmente esto en su vida de pareja y se convierte en un adicional que puede costar incluso otros 100.000; al sumarle a esto la llegada al motel, más el pago del servicio de la habitación, el cliente puede pagar más de $300.000, por cumplir el sueño de tener sexo anal con una mujer. Así, este mercado se parece a una curiosa combinación de una aerolínea de bajo costo, que cobra por adicionales, y de un taxista que es dueño de su carro y no le debe responder a un dueño, trabajando las horas que quiere y como quiera. Saben más de mercadeo y marca personal que muchos.

Estos simples análisis iniciales, nos deben abrir los ojos a una verdad histórica: este es un mercado enorme, que seguirá estando por mucho tiempo y que como muchos otros tabúes sociales que están cayendo, caerá y deberá ser protegido por el Estado, regulado y organizado, para reducir los enormes problemas que puede conllevar, mucho más del tema de salubridad pública.

Seguiré escribiendo sobre esto en próximas semanas…

Nota al pie: Durante más de 15 años he estado estudiando el mercado de la prostitución en Colombia, por su vínculo con el consumo de hogares, y me he sorprendido de muchas cosas de esta industria, y he continuado en su observación y desarrollo; por eso, esta entrada, será la primera de varias que haré sobre el tema. Ver El “efecto Dania” en la economía colombiana.

@consumiendo

www.camiloherreramora.com

Compartir post