Todo comenzó aquel 5 de enero del año 2012, cuando José Nestor Pekerman se vincula a la Selección Colombia, era el comienzo de un nuevo camino, de la ilusión de más de 45 millones de colombianos que anhelábamos ver a nuestra Selección en el torneo deportivo más importante en el mundo.
Rápidamente llegaron los resultados, fue justamente frente a México en un amistoso, victoria 2-0 para la tricolor; después en las eliminatorias, 1-0 frente a Perú que fue una victoria importantísima porque ese partido no fue una gran muestra futbolística y estuvimos cerca del empate o quizás de la derrota.
Después volvieron las dudas frente a Ecuador, y las reacciones de la prensa crítica y patriota no se hicieron esperar, ya muchos pedían la cabeza del argentino y rogaban por un fracaso de éste para que viniera otro técnico.
Sin embargo, de ahí en adelante, la luz empezó a encenderse para el país y a medida que el fútbol de la Selección crecía, la esperanza y la ilusión aumentaba, basta recordar el mejor partido de la era Pekerman, ante Chile en Santiago, victoria contundente 3-1, y aunque para muchos fue un golpe de suerte, días después la dosis se repitió en Barranquilla, 4-0 frente a Uruguay y la cara del país empezaba a cambiar.
A pesar de que no logramos vencer a Venezuela y Argentina en las eliminatorias, logramos una presentación histórica camino al Mundial por el récord de puntos y un segundo punto merecidísimo superando a Chile, Ecuador y Uruguay respectivamente.
Llegaron los amistosos frente a Holanda y Bélgica y el equipo que no perdía la armonía de juego frente a dos grandes rivales europeos, la naranja mecánica que buscará su segunda final consecutiva frente a Argentina, y el equipo Belga que recién salió eliminado frente a la albiceleste logrando una excelente presentación en Brasil.
Todo fue paso a paso y planificado, contrario a cómo funciona el país, porque siempre se gobierna a las patadas y el pueblo quiere cambios de inmediato.
Fueron semanas apasionantes, camisetas amarillas por cantidad en las calles, banderas del país en todos lados, efervescencia en esquinas y hogares y un total de 12 gritos de gol que se escucharon no solo en el territorio nacional sino en cada parte donde reside un colombiano y, por supuesto, en los míticos estadios brasileños.
En pocos meses, sabremos si todo esto fue una emotividad transitoria o si verdaderamente es el comienzo de cosechas abundantes no solo para el fútbol sino para todo un país, que agobiado e indiferente refugia sus penas y angustias en el deporte que tantas alegrías los últimos años ha brindado.
Después de esta última semana del Mundial de Fútbol y con el comienzo de un nuevo Congreso el 20 de julio y la posesión presidencial el 7 de agosto, iniciará un largo camino de 4 años, quizás los las importantes en la historia, por las ambiciosas metas y proyecciones en justicia, salud, educación, paz, infraestructura, economía, seguridad, entre otros aspectos, y por el camino dorado que nos espera en el ámbito deportivo, donde volveremos a escuchar los nombres de Mariana Pajón, Caterine Ibarguen, Nairo Quintana, James Rodríguez, Falcao García, Rigoberto Urán, David Ospina, entre muchos otros jóvenes que no se entregan a los malos hábitos y que los une el amor por un país y la ambición por superarse a sí mismos, los ídolos del presente.
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