Queremos un Congreso por el pueblo no por el dinero

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Este 20 de julio se posesionó un nuevo Congreso en el país, bueno… si es que se le puede llamar nuevo a los mismos de siempre que se han adueñado del poder legislativo durante muchos años, como el caso del Señor Roberto Gerlein, quien cumplirá al finalizar este periodo en 2018 como miembro del Congreso 50 años, constituyéndose en el Congresista con más tiempo en este órgano de elección popular.

Aunque para muchos el Congreso se ha convertido en un espacio de fortalecimiento del poder regional delictivo, corrupto y mafioso, para otros es un espacio para ejercer cierto control a la fuerza gubernamental y un espacio para disentir y opinar aunque la frustración ahonde con el pasar de los días al observar como son aplastados por las mayorías, quizás, tan solo en votos pero no en argumentos y propuestas.

Olvidan ciertos congresistas que su papel no es solo hacer leyes y reformar la Constitución a complacencia del Presidente de turno, sino también ejercer el control político, que en últimas es el elemento clave para entender el sistema de pesos y contrapesos entre las ramas del Poder Público (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) porque este es una función constitucional de vigilancia respecto de las acciones y/u omisiones de funcionarios del Estado y de requerir información acerca del funcionamiento y desarrollo de los mismos.

Además, cuenta el Congreso con la moción de censura mediante la cual se puede por votación mayoritaria de Senado y Cámara retirar a un Ministro de sus funciones por su responsabilidad política, no sin antes, en la mayoría de casos, concurrir al recinto legislativo para explicar y responder a los cuestionamientos de los Congresistas.
En el argot popular se comprende el Congreso como un órgano de elección popular competente para hacer la ley exclusivamente, pero olvidamos otras funciones fundamentales para el desarrollo del mismo, tales como: la función judicial ejercida por la Comisión de Investigación y Acusación de la Cámara respecto al Presidente de la República, Magistrados de las Altas Cortes y el Fiscal General, a pesar de que al día de hoy siga siendo blanco de críticas por su ineficacia, inoperancia y expresión de impunidad, reiteradamente llamada “Comisión de Absolución”; de conformidad con las cifras expuestas por el Congreso son alrededor de 1227 procesos hasta el año 2013 los que están represados en las oficinas de esta Comisión, configurándose el senador Álvaro Uribe Vélez como el más investigado al año 2013 con 276 procesos aproximadamente en su contra.

En segundo lugar, está la función electoral, que está expresada en la elección que hace el Congreso en pleno del Contralor General de la Nación y de los magistrados de la Sala Jurisdiccional del Consejo Superior de la Judicatura, el Senado que se encarga de elegir al Procurador General de la Nación y a los magistrados de la Corte Constitucional y la Cámara de Representantes que elige al Defensor del Pueblo.

Lo anterior que ha dado pie a muchos debates y fuertes críticas de algunos sectores sociales al considerar que esta es precisamente la expresión del clientelismo y de “Yo te nombro Tú me nombras” que tanto ha corrompido los órganos del Poder Público, aunque esta expresión se ve mejor demostrada entre las Altas Cortes.

Basta con mencionar el caso del Procurador General, quien se encarga de investigar disciplinariamente a quienes lo eligen (senadores), por eso el polémico proceso que se viene llevando a cabo en el Consejo de Estado para tumbar a Alejandro Ordoñez, por argumentos jurídicos tales como: la Constitución no permite la reelección del Procurador porque los funcionarios públicos solo pueden hacer lo que les esté expresamente permitido y aparte de esto se hace referencia a los impedimentos que tenían algunos congresistas para votar y de ciertos magistrados de la Corte Suprema que lo ternaron.

Sin embargo este caso no para allí, porque en principio el caso iba a ser analizado en la Sección Quinta que se encarga de los asuntos electorales pero hace pocos días se decidió que el caso va ser discutido en Sala Plena del Consejo de Estado y, por otro lado, la primera ponencia del Magistrado Yepes mantenía en el cargo al Procurador pero hace algunas semanas el fondo de la ponencia cambió en contra del Procurador percatándose éste Magistrado de algunas posibles irregularidades en la reelección del Jefe del Ministerio Público.

Todo esto para expresar la importancia que tiene el Congreso de la República en el país, aunque lamentablemente se ha vuelto una costumbre venderse al mejor postor, quien nos pueda ofrecer el sabor más exquisito de lechona, mas tejas y mejor cemento, el mercado más completo, la rumba más extravagante o el mejor trabajo, todo ello como consecuencia de la cultura política del país que es la antítesis de la cultura deportiva en el imaginario colectivo colombiano, al fin y al cabo, aquel 9 de marzo nos volvimos hacer un autogolazo en las Elecciones Legislativas y los goles que nos van a meter en los próximos 4 años no serán pocos, o ya usted olvidó ¿cuándo un Congresista le dio por pedir gasolina?, ¿cuándo al Presidente Juan Manuel Santos se le ocurrió dar un “pequeño” adelanto de aguinaldo a los Congresistas al devolverles la prima de salud y localización que les había quitado el Consejo de Estado?, ¿aquel día que un Senador trató de sobornar a las autoridades en medio de tragos?, ¿los micos que ciertos congresistas de manera orquestada le metieron a la reforma a la justicia?, entre muchos otros Golazos que nos vienen haciendo hace mucho tiempo por estar más pendiente de votar en programas de televisión o en la Página de la FIFA por el mejor gol del Mundial, antes que preocuparse por votar por quienes se van a encargar de Gobernar y Legislar en el país.

Recuerdan esta carta de un Congresista al Pueblo Colombiano: https://blogs.eltiempo.com/diagnostico-global/2013/10/08/urgente-carta-de-un-congresista-al-pueblo-colombiano/