Fabián Salazar Guerrero PhD. Doctor en Teología. Asesor en belleza espiritual.
La ternura más que un sentimiento es un estado de vida y una forma de mirar al mundo. Va más allá de los gestos de inocencia o los colores pastel y se manifiesta auténticamente cuando observamos lo que nos rodea con limpieza, generosidad y gratitud de corazón.
Es un poder que vence las resistencias de las durezas cotidianas, impulsa a seguir adelante en medio de situaciones amargas, nos produce sonrisas y calma, y nos hace sentir bien amados. Y no es únicamente que nos dispongamos a ver la ternura en los demás, lo primero debe ser que la podamos ver manifestada en nosotros mismos.
Para algunos, al comienzo, será un desafío darse la oportunidad de ser tiernos, pero poco a poco irá saliendo naturalmente cuando reconozcamos que somos merecedores de amor propio, de reconocimiento, de cuidado y de sentirnos profundamente merecedores de las dulzuras que ofrece la existencia.
A continuación, algunos detalles que te ayudarán a cultivar esa auto ternura:
El día anterior prepara la ropa que vas a utilizar en la mañana, y cuida que esté limpia, en buen estado y que exprese con algún detalle de color o de adorno la alegría de estar vivos.
Antes de dormir prepara la cama, date tiempo para que esté bien tendida, si te gusta puedes colocarle un poco de perfume. Comprueba que las sábanas, y en particular el colchón, estén en perfecto estado, no sólo por tu salud sino porque ahí descansará la persona más importante…TÚ.
Momentos previos a cerrar los ojos reconócete todo lo bueno, valioso y productivo que realizaste durante tu día y siéntete orgulloso por tus logros. Acompaña este reconocimiento con unas caricias en tu rostro, un abrazo cruzado sobre tu pecho o simplemente un silencio profundo de gozo. Si te nace, también podrías estar acompañando este momento de una oración de agradecimiento.
Al despertar, en ese espacio entre el sueño y la vigilia aprovecha para colocar con profundo amor una frase de poder en tu vida: me amo, me respeto, me valoro, me perdono, merezco ser feliz, pleno, saludable y próspero.
Cuando ya estés despierto, date a ti mismo los buenos días con entusiasmo y en voz alta. Aprovecha, apenas salgas de la cama, para recordarte cuál es el propósito que te lleva cada mañana a levantarte y a tomar nuevas fuerzas para afrontar tu jornada con alegría.
Al estar frente al espejo que sea la oportunidad para decirte frases bellas, para reconocer el valor de tu cuerpo, para animarte a nuevas metas y dejar aparte las críticas y los comentarios destructivos sobre la apariencia. Si cultivas amor para ti, serán como semillas que germinarán en tu físico, en tu mente y en tu corazón.
Aprovecha también el espejo para sonreírte, para hacerte un guiño gracioso, para mirarte con picardía y para reírte de ti mismo, pues el reflejo te enseñará que si le sonríes a la vida, ella también te sonreirá en abundancia. Intenta también reírte a carcajadas, pues además de oxigenar tu cuerpo es una excelente terapia de sanación.
Es igualmente un acto de ternura y de amor propio unos minutos de ejercicio para ponerte en forma, mejorar tu respiración y rejuvenecerte. La actividad física desde la ternura implica que el motivo para ejercitarte es lo que haces por tu por bienestar, por tu salud y porque deseas sentirte cada vez mejor.
A lo largo del día consiéntete con pequeños detalles, reconoce y celebra tus éxitos cotidianos, busca hacer pausas de descanso, escucha la música que te gusta, aliméntate saludablemente, llama a una persona que traiga alegría oír, y déjate notas positivas desafiándote a nuevas metas, viajes y experiencias.
Otra forma de consentirte es cada día ahorrar para juntar dinero con el propósito de darte un gusto, de hacerte una invitación a ti mismo, de comprarte ese lujo que te pone tan contento o simplemente alegrarte de compartirlo con tus seres queridos.
Aprende a darte auto masajes, a preparar formulas naturales para tu belleza, a cuidar de tu piel, de tu cabello, a consentir tus pies y tus manos, a buscar espacios para estar contigo mismo, y a bailar y cantar con el único motivo de estar dichoso de vivir.
Ternura es, de igual manera, tener en orden tus espacios, poner al día tus asuntos y seleccionar a las personas que te rodean. Pues de nada vale intentar disfrutar de los frutos de la ternura y el autocuidado sino se tiene un ambiente saludable, luminoso, tranquilo y gratificante que la sostenga.
Y a nivel espiritual la ternura pide reconocerla en la divinidad, y por fin dejar atrás las imágenes vengativas, castigadoras y destructivas que injustamente se atribuyen a Dios. Sentir en el alma la ternura es reconocer que no estamos solos y somos profundamente queridos, reconocidos y valorados por un ser infinitamente amoroso que en su voluntad desea que seamos plenamente felices.
Gracias por compartir estos diálogos espirituales.
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