Fabián Salazar Guerrero PhD. Doctor en Teología. Asesor en belleza espiritual.
Estos días de la Semana Mayor son una oportunidad para hacer una reflexión acerca de la propia existencia, al confrontarla con la coherencia de vida de Jesús y su misión. Más que hacer memoria de hechos pasados, el significado de estas fechas es actualizar, en el presente, la experiencia de la divinidad que sana, salva y transforma.
A continuación describo algunos aspectos que podrían revisarse en un ambiente de recogimiento, silencio e introspección. Dejo de igual forma unas preguntas orientadoras.
Tener momentos de intimidad espiritual. ¿Cuánto tiempo tengo para dedicar a oración, la meditación y el agradecimiento?
Superar las cruces. ¿A qué situaciones y personas debo renunciar para evitar que me sigan haciendo daño, me limiten o me impidan ser feliz?
Superar los clavos del pasado. ¿Estoy dispuesto a trabajar en mí mismo y buscar ayuda para dejar atrás el dolor, las heridas y las ataduras del pasado?
Confrontar las espinas del miedo. ¿Soy honesto conmigo mismo y decido reconocer mis miedos para quitarles el poder que han tenido en mi vida?
Aceptar mi debilidad en el camino. ¿Acepto mis sombras, dudas, dificultades e incoherencias con el propósito de transmutarlas desde el amor, la sabiduría y la compasión?
Renunciar al látigo de las adicciones. ¿Reconozco que he perdido tiempo, dinero, salud y personas valiosas a causa de una adicción que me aflige, y que requiero buscar un camino para salir y recuperar el control de mi vida?
Tomar la lanza de las decisiones ¿Qué decisiones debo tomar en este momento para alcanzar paz, estar en tranquilidad, y sentirme orgulloso de mí mismo?
Ayudar a cargar la cruz de otros. ¿Cómo puedo ayudar generosamente a mis semejantes a alcanzar sus metas, a sentirse acompañados, a vivir una vida digna y sin pobreza desde el compartir de mis dones, mis talentos, mis contactos y mis recursos?
Perdonar las heridas. ¿A quién iré para darle de corazón mi perdón? ¿A quién, con humildad, debo ir a pedirlo?
Vivir plenamente. ¿Deseo de verdad salir de las cuevas de mis oscuridades, mis limitaciones y mis incoherencias, para aceptar una vida en la misma vibración del amor divino?
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